Reza la histórica frase que «la mujer del César, además de ser honesta, debe parecerlo» y, en la actualidad, debe aplicarse a nuestra clásica política, más empeñada en dar el paso de tomarnos por tontos a hacerlo por necios, pero si lo consiguen no será culpa de ellos, sino de nosotros por permitirlo.
Lo vivido en los últimos días en el Ayuntamiento de Albacete hubiese dado para un gran relato de Valle Inclán, puro esperpento. El alcalde, Emilio Sáez, dolido por las palabras de la líder regional de Ciudadanos y candidata a la Alcaldía por esa formación, decide romper el Pacto de Gobierno con el partido naranja, pero mantiene a los concejales de Ciudadanos con sus competencias. Esperpento.
En el otro lado del juego, Arturo Gotor, concejal de Ciudadanos, aplica la lógica y deja todas las delegaciones que tenía en el equipo de Gobierno. Honesto y lo parece. Por contra, los otros tres siguen como si nada, liderados por un Vicente Casañ que, además de todo lo que tenía, asume lo que deja Arturo Gotor y reniega de la líder de su partido. Esperpento y una despedida de la política por la puerta de atrás, porque Casañ no debe olvidar que es lo que es en política por Ciudadanos y, si ya no comulga con su partido, lo que debe hacer es marcharse a su casa, porque, le guste o no, a él le eligieron en las urnas por un partido político, no por su cara bonita.
En esta historia, creo que Arturo Gotor es honesto y lo parece, mientras que los demás están a un paso de querer que pasemos al estadio de necios. Que lo consigan o no es cosa nuestra.