Aprender fue el título de mi artículo del pasado 1 de noviembre, dirigido a todos los que pudieron hacer algo más, principalmente los políticos, para que los efectos de la DANA de finales del pasado mes hubiesen sido menos catastróficos y, sobre todo, se hubiesen cobrado menos vidas. Estuvieron discretos en los primeros días, pero una vez que los cuerpos de los más de 200 fallecidos ya están fríos, vuelven a las andadas, a culparse unos a otros, demostrando que la conjugación del verbo aprender no va con ellos.
Dirigentes del Gobierno regional valenciano, del PP, y del Ejecutivo nacional, PSOE, pelean por demostrar que los otros fueron más negligentes y culpables, cuando lo cierto es que hubo media docena de unos y seis de otros. Parece que, con el paso de los días, los corazones se endurecen y se impone la cabeza política que sólo piensa en la poltrona, salvo que a uno le toque de manera muy directa. Es el caso de Juan Antonio Sagredo, senador valenciano del PSOE y alcalde de Paterna, y de Gerardo Camps, senador valenciano del PP, quienes en la sesión celebrada el miércoles en el Senado se fundieron en un emotivo abrazo en el que los sentimientos pudieron con el pensamiento político.
Dicen que el tiempo cura las heridas, pero algunas dejan cicatrices imborrables que no hay que olvidar y, si tienen alguna duda, pregunten a los afectados por el volcán de La Palma. Mientras tanto, me quedo con las palabras de Luis Muñoz, carpintero de Letur: «No nos olvidéis, si queremos que el pueblo salga de ésta, que no nos olviden».