Ramón Bello Serrano

Ramón Bello Serrano


Al raso

18/11/2023

«Traten otros del gobierno / del mundo y de sus monarquías». Siempre hay una referencia a los otros cuando uno se recoge y religa -mejor no hacer ni decir nada; que sean los otros quienes den la cara, ya pasó mi tiempo; a qué una censura o encarar una bravata; todo habrá de reordenarse de nuevo, mi minutero es viejo y no alcanza al nuevo porvenir-. Sé un hombre de provecho -nos decían nuestros padres- y evita, en lo posible -en realidad, evítalo siempre-, confrontarte, hay otras gentes para eso, que no falten «mantequillas y pan tierno, / y las mañanas de invierno / naranjada y aguardiente». O a lo mejor es posible zambullirnos de un golpe en los otros y dejar de ser el uno que lo aplazaba en aquéllos y mudar éste en crisálida -dejar de ser quiesciente-. Y poder decir con el alto verso de Stevenson (no tal alto que el del culterano) el regreso al foro, «como cuando un capitán reagrupa para la contienda / a sus legiones dispersas, y hace a la derrota retroceder/ y acampa al raso, satisfecho el ánimo». El ánimo es regreso al acampar del raso y olvidar, por un momento, la naranjada y el pan tierno. Será un reagruparse dificultoso y quizá el primero de los llamados sea el de la liturgia, en la paciencia serena de la vida cotidiana, no es malo escapar de una libertad vacía, que se cansa de sí misma. Pero si hay reagrupamiento ha de ser elegante -la liturgia es, en esencia, estética y una cierta percepción de la belleza-. Nos falta belleza. Góngora dejará a un lado el aguardiente y las mantequillas, para decir de don Cristóbal de Mora lo que nosotros, una vez ya acampados en los otros, diremos de la concordia y del pacto, de los principios de la democracia liberal y de nuestra tradición judeocristiana: «Hilaré tu memoria entre las gentes, / cantaré enmudeciendo ajenas famas, / y votaré a tu templo mi camino». Todos los principios son arduos y dificultosos. El principio yerra si pretende la vuelta -todo lo más se ajusta al buen lindero- y está en el principio mismo el arremolinarse el pecho para el encuentro de los antiguos padres: 1978 ya es una fecha antigua que de ha de proyectarse sobre las venideras fechas -trabajo pendiente. Y en la paciente vida cotidiana (en su hacer preciso y elegante) llegará el pan tierno y el raso limpio de nubes feas.