Ernest Urtasun, ministro de Cultura, tuvo la brillante idea de eliminar el Premio Nacional de Tauromaquia y su sólido argumento es que «los españoles no entienden que se premie la tortura con dinero público» y con la creencia de que su postura la comparte una mayoría de españoles, por lo que habría que recordarle al ministro catalán que, quizás, lo que no entienden son muchos de los destinos que los políticos al mando dan al dinero de todos.
Volviendo a su tortura, me gustaría que algún ganadero invitase un fin de semana a Urtasun para que viese la tortura que sufren los toros en el campo bravo, que, por otra parte, no sobra recordarle que es generador de empleo y riqueza, que no todo se soluciona con ayudas que persiguen ganar el voto fácil. No puedo invitarle a una ganadería, porque no la tengo, pero sí puedo invitarle a las fiestas de mi pueblo, Alcadozo, que se celebran con motivo de la festividad de San Isidro y que, como otros municipios de la sierra albacetense o de otros puntos de la geografía nacional, tienen como pilar los toros. El domingo, el martes y el miércoles están programadas tres sueltas de toros por el campo y el posterior encierro por las calles. Estos festejos hacen que esos días cientos de personas de otras localidades cercanas pasen por el municipio y consuman en sus establecimientos, algo que también sirve como inyección económica en la España rural, que luego a estos políticos tan sensibles se les llena también la boca con la lucha contra la despoblación.
Como diría la canción de su paisano, el gran Serrat, «niño, deja ya de joder con la pelota».