El albacetense Santi Denia es, tras liderar como técnico la medalla de oro de sus chicos en París, nuestro deportista más importante de la historia. Su éxito no me ha chocado. La pasada Feria lo abordé en El Callejón de nuestro amigo común Cuevas. Y aproveché, ante su inicial sorpresa,  para felicitarle por cómo había gestionado la cruel pérdida de la Eurocopa 2023 ante Inglaterra, tras fallar sus chicos de la sub-21 un penalti en el descuento. Santi no les dejó margen para el abatimiento. Tras el pitido final, los reunió en el centro del campo y de sus gestos comprendí la lección de superación ante el fracaso que les impartió. Los valores, siempre, por encima del propio fútbol, parecía decirles. La victoria épica en París ante una gran Francia demuestra que Santi Denia ha sabido gestionar con sabiduría futbolística y con torera mano izquierda, a un conjunto de chavales que, como sus mayores, han bordado el fútbol. Santi lleva con orgullo ser de Albacete. El mago Julián Rubio lo hizo debutar con 17 años como jugador del Albacete. Nuestro gran Juanito me recordaba aquel partido de debut con el Sevilla donde caímos por goleada y cómo Julián lo confirmó señalando que «el próximo domingo jugarán Santi Denia y 10 más». Luego llegaría su fichaje, con doblete incluido, por el Atlético de Madrid. Colgaría las botas en nuestro Albacete. 98 partidos con el Alba. Santi se inspiró en los Coco, Sotero, Zalazar y en el capitán Catali. De la mano de otro grande, como el paisano de Los Chospes, Ginés Meléndez, Santi Denia entró en la RFEF y ahí se ha consagrado. Y lo ha conseguido con su innata humildad manchega, pero con un gran conocimiento de fútbol y del aspecto humano de cada seleccionado. El mano a mano Luis de la Fuente y Santi Denia, por cierto, los dos muy taurinos, puede darnos un nuevo mundial en 2026. Santi fue pregonero de nuestra Feria 2017 y medalla de oro de la provincia 2008,  junto a Pablo Ibáñez e Iniesta. Mi aplauso al Ayuntamiento al conceder con todo merecimiento a Santi Denia el título de Hijo Predilecto de este Albacete que lo vio nacer en 1974 y cuyo escudo situó con orgullo en su balcón de la villa olímpica de París.