Jorge Luis Borges decía que en la vida siempre nos queda una última trinchera, la Esperanza, y desde ella nos seguiremos batiendo. A pesar de estar rodeados y cercados por la oscuridad, de sentir la herida de las balas de la decepción, desarmados casi de palabras, con la munición del ánimo escaseando, y más solos que el general George Custer en Little Bighorn, hombres y mujeres resistimos refugiados en esa estrecha zanja de la Esperanza. Palabra mágica que ya guardaba la caja de Pandora. Regalada con trampa por Zeus, Pandora, tan curiosa ella, abrió la caja para ver su contenido y todos los males fueron liberados, pero la cerró rápido, quedando dentro únicamente la Esperanza. El antídoto contra la desconfianza. El saber esperar la llegada del momento. El seguir creyendo, no obstante, todo. Mientras hay vida, hay esperanza, nos recordaban las abuelas. Solo los muertos o los suicidas no esperan ya nada. El Papa Francisco nos ha hecho una llamada a abrir la puerta a la Esperanza en 2025. Pero qué difícil es en un mundo donde interesadamente solo se muestra la oscuridad con guerras, pandemias, corrupción, narcisismo, egolatría, trogloditismo y desprecio al diferente. La desesperanza es tan tentadora en nuestro mundo actual. Pero, a pesar de todo hay razones para la Esperanza. El padre Martín Descalzo en sus columnas dominicales de aquel diario ABC escribía para los esperanzados a la par que desdeñaba a los optimistas. No está el mundo de hoy para optimistas, pero sí para esperanzados. No obstante estar cercados por el relativismo y el pesimismo, nos seguiremos batiendo en esta última trinchera que se llama Esperanza. No nos queda otra. Somos seres humanos y lo ultimo que se puede pedir es una rendición. Las armas para resistir son la solidaridad, el amor, la creatividad, y saber esperar. Desde esta última columna del año, hago una llamada a la acción, invitando a los lectores a convertirse en agentes de cambio y a sembrar esperanza en su entorno. Reciban un abrazo fraternal desde esta última trinchera. No me dejen solo. Feliz 2025.