Javier López-Galiacho

Javier López-Galiacho


Salir a la fresca

06/08/2024

En un pueblo del interior enseñan a los chavales que llegan en verano, eso de salir a la fresca. Los que tenemos ya años conocemos bien aquella sana costumbre veraniega en que la gente sacaba sus sillas, en calles y plazas, buscando el primer fresco de la tarde-noche. Un momento del día en que los vecinos ocupaban la vía pública para charlar, cotillear o, incluso, cantar y coser. Aún con las brasas del sol pegadas al asfalto, las gentes sacaban a las puertas de sus casas la silla de enea, la mecedora o el sillón de playa. La una contaba donde paraban los hijos o los nietos. El otro, sus dolencias. Toda la actualidad social, personal o familiar se compartía en una especie de circunferencia humana. Uno recuerda en Albacete, aquella Carretera de Jaén o sus calles perpendiculares como las llamadas de Málaga, Sevilla o Huelva, también la de la Vereda, repletas de vecinos a la fresca en la tórrida canícula nocturna manchega. Entonces no había internet, ni redes, ni ese móvil que nos ha cambiado completamente la vida. A lo sumo estaba esa cabina de telefónica del barrio de la Vereda situada al lado de la panadería de La Luisa, aquel establecimiento que originariamente estuvo en la cuesta de San Juan y luego en la calle Boticarios. En aquellas largas noches del verano albacetense, para otros salir a la fresca era irse a cenar oreja y chuletas a los pocos merenderos que entonces había en Albacete como Las Ranas, Bar Madrid, Los Alfaros o La Vereda. No me puedo olvidar de las tardes noches a la fresca en el elegante y tristemente desaparecido refrescante El Pinar del Parque. Como tampoco del rico blanco y negro (café helado con bola de vainilla) en la heladería Miquel de la punta del parque; de la rica y fresquita horchata en Los Valencianos; ni tampoco del limón granizado, del agua de Valencia o del helado al corte en la heladería de los Rueda. También la terraza de Milán, del entonces bello bulevar del Paseo de la Libertad, servía de refugio nocturno frente a la dura canícula manchega. Hoy, en verano, la gente se encierra en su habitación, con aire acondicionado, a ver series en Netflix. Otra sociedad.