Antonio García

Antonio García


Viejos y jóvenes

09/09/2024

Han asustado mucho a los tertulianos de calado progresista los resultados de una encuesta según la cual los jóvenes de ahora (no todos, un 26 %) son más retrógrados que sus mayores. La encuesta la ha realizado El País/SER, por lo que hay que deslindar de ella lo que pueda tener de objetividad y lo que tenga de apuntalamiento a su campaña de que estamos bajo la amenaza de la fachosfera. A lo tonto, lo que parece otro anodino y consuetudinario sondeo no es más que un encubierto apoyo a Sánchez en su persecución de bulos, pues si los jóvenes descreen de la democracia, exigen la mano dura de un régimen autoritario o no se fían de los políticos es porque se creen toda la ponzoña de los medios no afines al Gobierno, y lo que urge entonces es reeducar a esa juventud díscola, redirigiéndola a la democracia buena que es la que tiene a Sánchez de paladín. Fuera de esta lectura (no niego que malintencionada) se me ocurre otra mucho más optimista y es que por primera vez en la historia se ha roto la barrera generacional que separaba a jóvenes de viejos, haciendo que las dos puntas del arco biológico piensen igual. Los jóvenes de ahora son viejos de espíritu. Sólo la fachada delata la tersura de su edad, porque bajo sus peinados a la última anida una ideología conservadora, si no reaccionaria, la que en un mundo no invertido debería corresponder a los dinosaurios de la especie en trance de extinción. Para los viejos, languidecientes en su apoltronado estatismo, el dato no puede ser más favorecedor: ahora sí que puede afirmarse que ellos son jóvenes de espíritu.