Eloy M. Cebrián

Eloy M. Cebrián


Rupturas

10/01/2025

En un mundo en el que todo se nos figura provisional y cambiante, difícilmente podemos esperar que las relaciones de pareja sean para toda la vida. Se estima que un 40% de los primeros matrimonios terminan en divorcio, una cifra que aumenta hasta el 60% con las segundas uniones, y hasta un 75% entre aquellos a quienes aún les hayan quedado ganas. Y estamos hablando solamente del fracaso de las uniones formales, al que habría que añadir el de otros tipos de parejas que no han dado el paso de regularizar su convivencia. Y si ahora recordamos que una ruptura de pareja (incluso tras una mala relación) es uno de los acontecimientos que provocan más dolor y conllevan duelos más prolongados (únicamente por detrás de la muerte de familiares muy cercanos), no cabe duda de que nos encontramos ante uno de los factores principales de infelicidad en estos tiempos turbulentos que nos aquejan. Precisamente sobre los albures que sufren las parejas hoy en día tratan la última serie y la última novela que he disfrutado. La serie es Los años nuevos, de Rodrigo Sorogoyen (El reino, Antidisturbios), un magnífico retrato del amor y sus contingencias entre la generación de los milenials que he visto con emoción y cierto ánimo didáctico, toda vez que la brecha generacional hace que los comportamientos de la pareja protagonista me resulten un tanto extraños. En cuanto al libro, se trata de la novela Todo final es un comienzo, de la inglesa Dolly Alderton, una dignísima continuadora de la tradición del humorismo inglés, aunque centrada en la esfera sentimental, en la línea de Sue Townsend y Helen Fielding. En este caso (y de forma sorprendente) la ruptura se aborda desde la perspectiva del miembro masculino de la pareja, un cómico especializado en monólogos cuya novia decide poner fin a cuatro años de relación, lo que desencadena en él esa «locura» que tan divertida resulta cuando son otros quienes la sufren.