Eloy M. Cebrián

Eloy M. Cebrián


Síndrome

13/12/2024

Como hoy en día hay científicos para casi todo, algunos investigadores se ocupan de cierto síndrome que no se había descrito hasta tiempos recientes. Lo sufren quienes están suscritos a varios canales de streaming y comprenden que están tirando su dinero, pues carecen de tiempo para consumir un número de películas y de series suficientes para rentabilizar sus suscripciones. Esto se agrava por culpa de las recomendaciones de amigos y parientes, quienes nos aseguran no entender cómo podemos seguir viviendo sin haber visto esta o aquella serie o película disponible en tal o cual plataforma. Hasta hace un tiempo, al menos era posible compartir la misma cuenta entre varios usuarios. Sin embargo, llegó un día en que los gestores de las plataformas se hartaron de entretener a gorrones digitales y decidieron ponérnoslo difícil. Ahora hay muchos ciudadanos que se ven obligados a abonar hasta tres o cuatro plataformas y carecen de tiempo (y probablemente de ganas) de disfrutar de la atractiva y casi infinita oferta que ofrecen. Yo mismo me he borrado de dos suscripciones por las que apoquinaba mensualmente mis buenos euros, ya que ni siquiera empleando en su visionado las numerosas horas de ocio inherentes a mi condición de pensionista podía abarcarlas. Aun así, tengo la sensación de estar perdiéndome cosas que me harían sentirme mucho más feliz y realizado. Lo único que me frena de volver a las andadas es el miedo a convertirme en una especie de Don Quijote del streaming que ya no distingue entre la vida real y los guiones de las ficciones audiovisuales. Quizás lo mejor para el equilibrio mental sería cortar por lo sano, zafarse de este bombardeo enloquecedor y regresar a las salas de cine o, como mucho, a las series y películas que se ofrecen en abierto y sin publicidad, como esos telefilmes alemanes de la sobremesa de los sábados que proporcionan las mejores siestas a las que uno pueda aspirar.

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