Los abonados a OneToro se quedarán con las ganas de ver la Feria de San Miguel de Sevilla y la de Otoño de Madrid porque la plataforma taurina ha decidido no retransmitir esos dos compromisos y parece que a los afectados, salvo una demanda grupal, les quedará el derecho al pataleo. La empresa esgrime que en dos temporadas retransmitió 190 festejos, invirtió 20 millones de euros en derechos de imagen de empresarios, toreros, banderilleros y ganaderos y se generaron 12 millones de euros de pérdidas. En el otro polo, el de los ingresos, indican que su techo de abonados ha sido de 60.000 y añaden que uno de cada cuatro aficionados que ve OneToro lo hace pagando legalmente.
Una vez más, el aficionado está en minoría y vuelve a ser el gran sacrificado. Los protagonistas de la Fiesta no cambian el chip y siguen anclados en el pan para hoy, aunque sea hambre para mañana, con sus altas exigencias de derechos de imagen. Si se le suma que la cifra prevista de abonados de la plataforma es cuatro veces más que la real y que la piratería, como en el fútbol, también castiga, el resultado de la ecuación son la elevada cuantía de pérdidas de las que habla la mercantil.
El público general, como mucho, asiste a los grandes ciclos taurinos de sus ciudades, pero no le llega la pasión taurina a abonarse y pagar por retransmisiones durante todo el año. Los aficionados son menos de los que pensamos, por lo que la plataforma, que sigue abierta, debería volver a calcular su presupuesto, al igual que quienes perciben derechos de imagen, sin olvidar la lucha contra la piratería. Si no es así, parece complicado que se puedan ver más ciclos feriales.