Las cifras macroeconómicas del país, con unas previsiones de crecimiento al alza, son una válvula de escape dentro del laberinto judicial en el que se encuentran tantas personas cercanas al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y, por tanto, al Ejecutivo. Lo malo es que al inquilino de la Moncloa, como al del chiste, alguien ha venido a estropearle el día maravilloso. Ha sido la Comisión Europea, certificando que el riesgo de exclusión social, el de pobreza infantil y el abandono escolar temprano están en situación crítica en nuestro país, con la guinda de que los españoles, tras la vecina Portugal, son los que sufren una mayor pobreza energética, ya que un 20,8% (uno de cada cinco) no pueden mantener adecuadamente calientes los hogares.
La idílica imagen navideña de la familia reunida alrededor de una chimenea y su fuego, ahora estufas, braseros, radiadores o aires acondicionados, es una utopía en casi el 80% de los hogares españoles, que ven que en las cifras microeconómicas, las de andar por casa, no hay escape que valga para sacar el pecho.
No seré yo quien quiera amargarles los ilusionados preparativos navideños, pero estos informes tan negativos que nos llegan desde Bruselas no los podemos pasar por alto, sobre todo a quienes llamamos dirigentes, aunque para ellos parece que lo micro es secundario y lo macro es lo importante, que ya saben que Pedro Sánchez y los suyos solamente piensan a lo grande. Y así nos va, sin poder disfrutar ni del calor del hogar.