Fernando Fuentes

Fernando Fuentes


No se habrían muerto igual

20/02/2024

Hay que tener el corazón muy ennegrecido para decir lo que escupió Isabel Ayuso hace unos días, en relación con los muertos por Covid-19 en la Comunidad de Madrid. Justificar que no se atendiera debidamente a miles de mayores porque, en su opinión, «se iban a morir igual» es algo que retrata a la presidenta popular y le deberá acompañar durante toda su vida política. Huelga decir que una persona no fallece en las mismas circunstancias con un cuidado paliativo y familiar hasta el último suspiro, que abandonado por todos. Todo el mundo debería de irse al otro barrio con la mano cogida por los suyos y con la certeza de que se ha hecho todo lo posible para intentar salvar su vida. Y fue precisamente lo que no sucedió. Sabemos, con datos contrastados, que fueron cientos de miles de personas las que fallecieron sin que aún fuera su hora. No es momento de ahondar de nuevo en lo que llevó a esta fatal situación, ya que son asuntos ya ampliamente conocidos, pero no por ello debemos de pasar página, olvidar y amnistiar a los máximos responsables de aquella masacre que arrasó cientos de residencias y centros sanitarios de España, incluidos los de Castilla-La Mancha y, por ende, Albacete. Desde aquel momento, en el que tuvimos constancia de que por falta de recursos técnicos y humanos se habría podido incurrir en una gravísima dejadez de funciones que condenó a la defunción a este sensible sector de nuestra sociedad, somos muchos los que hemos exigido una investigación a fondo para depurar responsabilidades a todos los niveles, desde el celador hasta el propio ministro de Sanidad, pasando por consejeros, delegados, directores, etc. Al respecto no tardaron en crear unas sospechosas comisiones internas que, en tiempo récord, los exculparon acudiendo a la insoportable gravedad del momento. Pero mientras algunos respiran tranquilos, aunque sus consciencias no lo hagan, muchos españoles sienten un dolor tremendo cada vez que piensan que aquellos que murieron asfixiados por el virus, y solos como perros, podrían seguir entre los vivos. Ayuso, de nuevo, no respeta la memoria de los muertos y se deja vez como lo que realmente es. Mientras, por estos lares, seguimos esperando que alguien explique de una vez qué fue lo que pasó realmente en las residencias albaceteñas. Y, lo menos importante pero quizá más necesario, que pidan perdón por su notoria mala gestión, ¿verdad, presidente Page?