Pedro J. García

Pedro J. García


Contrastes

05/01/2024

La primera semana del año es la de los contrastes. Frente a los promesas de los adultos están las ilusiones de los niños por la mágica noche que viviremos. Ante la repetitiva manía que tenemos los mayores de enmendar en los primeros días del año todo lo que consideramos que está mal florece la esperanza de los más pequeños con ver cumplidas las peticiones que han plasmado en sus párvulas cartas. A la falta de voluntad de los primeros, que vuelven a tropezar en la misma piedra, como si estuviesen entregados a su destino, se impone el deseo de los segundos, que año tras año y regalo tras regalo rompen su conformismo y muestran sus ganas de crecer.
Por eso, con más de medio siglo a mis espaldas, he decidido viajar al pasado y, al menos en este arranque de año, pasarme al segundo de los grupos. Por el momento, he encontrado satisfacción porque no he incumplido ninguna de las promesas absurdas de los adultos, básicamente porque no me hecho ninguna. Nada de proponerme dejar de fumar para, pasados unos días, ver que la nicotina gana la batalla, porque para eso no hay que esperar a que empiece un nuevo año, sino hacerlo cuando uno está de verdad decidido. Nada de ir a la báscula a ver si los excesos navideños me han hecho ganar algún kilo y nada de intentar cambiar otras muchas cosas simplemente porque comenzó un nuevo año.
He decidido soñar con lo escrito en mi carta, ponerme nervioso hoy esperando la llegada de los Reyes Magos, levantarme temprano mañana para correr hasta el árbol de Navidad, abrir los regalos que llevan mi nombre y disfrutar con ellos. Y cuando pasen las fiestas y vuelve a mi papel de adulto, intentar que a las promesas se impongan las pequeñas cosas que en el día a día te hacen feliz.

ARCHIVADO EN: Navidad, Reyes Magos