Antonio García

Antonio García


Lecturas estivales

29/07/2024

Debo confesar que el 80 por ciento de mis lecturas están constituidas por libros viejos, como corresponde a mi edad, y que cuando me aventuro en las novedades tampoco arriesgo demasiado. Soy lector torpe, desorganizado, de perfil conservador (hasta en el banco me han calado) poco amigo de experimentalismos en paralelo a mis gustos gastronómicos: no veo la necesidad de probar nuevas combinaciones estando ahí la tortilla de patatas o el gazpacho. En literatura hace ya un rato que se inventó la tortilla de patatas y lo que vino a partir de entonces fueron variaciones o mareos de perdiz sobre lo mismo. Los clásicos aportan suficientes calorías como para tener que buscarlas en los contemporáneos, que a lo sumo añaden especies o colorantes a sus guisos sin alterar la receta de base. Supongo que esta intolerancia mía a las modernas lactosas me priva de conocer obras en las que quizá se está cuajando la condición de clásicos futuros, pero tampoco me inquieta mucho. A ciertas edades, el futuro queda a nuestras espaldas y en la tesitura de escoger entre lo nuevo inseguro y lo viejo consolidado nuestra decantación será hacia aquello que sabemos que no nos va a defraudar. No obstante esta perorata troglodita, sigo acudiendo regularmente a la librería para estar al tanto de las novedades que no tienen por qué ajustarse a la actualidad (en algún caso suele tratarse de reediciones). Unas cuantas de esas novedades, leídas en la últimas semanas, me han satisfecho lo suficiente como para recomendarlas (a sabiendas de que las recomendaciones suelen caer en saco roto) y eso es lo que me propongo a hacer en el próximo artículo si su paciencia ha aguantado hasta aquí.