Eloy M. Cebrián

Eloy M. Cebrián


Radio

13/09/2024

Aunque soy un forofo de la radio, reconozco que el medio ha tenido sus horas bajas. Para mí, su peor época llegó con la introducción de la FM y de la radiofórmula. El locutor anfetamínico y clónico de Los 40 Principales marcó el declive de la radio clásica, aunque nunca dejaron de existir voces poderosas que mantuvieron vínculos estrechos con su audiencia y lograron evitar la debacle total, quién sabe si la extinción definitiva del medio. Aquí cada cual tiene sus filias y sus fobias, pero no quiero dejar de mencionar a presentadores estrella como Luis del Olmo, José María García y Jesús Quintero, y a otros más recientes como Iñaki Gabilondo, Julia Otero, Pepa Fernández y Carlos Alsina, cuyo enorme mérito ha sido el de mantener el medio radiofónico vivo en unos años en que el poder de la televisión era casi absoluto. Pero la irrupción de Internet vino a revolucionarlo todo. A diferencia de la televisión tradicional, que ha acusado de forma drástica la competencia de las plataformas de streaming (los chicos jóvenes apenas ven la tele), la radio ha sabido adaptarse a los medios digitales para modernizarse y robustecerse. Hoy en día manda la radio «a la carta», que las cadenas tradicionales han incorporado como un aliado natural que les ha permitido aumentar y diversificar sus audiencias. Así nace el fenómeno del podcast, formato que ha desbordado los límites de las emisoras de toda la vida para convertirse en un nuevo modo de hacer radio más o menos desligado de los grandes grupos de comunicación. Mi favorito es Todopoderosos, que también puede verse en streaming a través de YouTube, aunque yo nunca lo hago. El poder de la voz siempre me ha fascinado, y cuando pruebo a seguir el podcast en imagen, siempre tengo la sensación de que a los participantes los han cambiado por unos impostores que les han robado las voces.