El historiador Nicolás Sesma ha publicado un libro para cuestionar algunos lugares comunes sintetizados en un titular de El País: «Ni España era diferente, ni Franco un inútil ni la dictadura cosa de un solo hombre». Vaya por delante que mi reflexión se centra en el contenido del titular y no del libro, que aún no he leído. Ahora que tanto se habla de apropiación cultural y se veta a actores que no cumplen los requisitos de raza o de orientación sexual para ciertos papeles, sería legítimo criticar la irreverencia de escribir sin conocimiento exhaustivo del asunto, como hago yo a partir de una simple sinopsis, eso sí, lo suficientemente enjundiosa para entrarle al trapo. Pero me amparo en que también Sesma sentencia lapidariamente sobre una época que no ha vivido (nació en 1977), sin que haya reproche en ello: tampoco le exigimos a un especialista en la primera guerra mundial que haya pegado tiros en ella. Retomando el titular en cuestión, tiene razón el historiador en dos aseveraciones de su terna: efectivamente resulta una evidencia que Franco no era tan tonto como parecía; pues de ser así no se hubiera mantenido cuarenta años en el poder. En todo caso los inútiles serían los gobernados que no supieron o no quisieron, porque vivían muy a gusto, enfrentarse a él y por tanto contribuyeron al mantenimiento de una dictadura mas secundada de lo que nos contaron después. Lo de que no seamos diferentes creo que habría que matizárselo: quizá no lo seamos tanto como antes, pero si se escribe un libro para cuestionar esa diferencialidad -el resto de los países ni se lo plantea- es porque seguimos siendo diferentes.