Eloy M. Cebrián

Eloy M. Cebrián


El bajo de Paul McCartney

01/03/2024

Casi a la vez que conmemoramos el 81º aniversario del nacimiento de George Harrison, nos enteramos de que Paul McCartney ha recuperado el bajo que perdió hace más de 50 años, uno de esos característicos modelos con forma de violín que todavía emplea en sus conciertos. El instrumento lo adquirió en Hamburgo en 1961, durante una de las estancias de los incipientes Beatles en los clubes de la ciudad alemana. Le costó el equivalente a unos mil euros de ahora, toda una fortuna para un muchacho de 19 años que daba sus primeros pasos como músico profesional. Luego lo acompañaría a lo largo de toda la década de los 60. Conocería, por tanto, la Beatlemanía, y sería testigo de la transformación de aquella banda de roqueros con pinta de macarras en los genios creadores que transformarían para siempre la música popular. El instrumento se perdió (o más probablemente fue sustraído) en 1970, cuando los Beatles ya no existían como grupo. Al cabo de más de medio siglo, una campaña global de búsqueda ha dado con él en un polvoriento ático londinense, sin que haya quedado muy claro cómo llegó hasta allí. Una vez verificado por la compañía que lo fabricó, el bajo ha vuelto a las manos de su legítimo propietario, no sin antes recuperar su configuración original, con el orden de las cuerdas invertido, como corresponde a un intérprete zurdo. Por trivial que parezca, esta aventura del bajo perdido y recuperado resulta de lo más emocionante y trascendente para los millones de fans de los Beatles, siempre hambrientos de alguna migaja de novedad sobre aquellos cuatro tipos y la maravillosa música que nos legaron. Igual que ocurrió hace unos meses con Now And Then, la canción de Lennon reconstruida con la ayuda de la inteligencia artificial, hoy la actualidad nos devuelve un destello del fulgor de aquellos días en que los Beatles reinaron en los corazones de toda una generación.