En tres lugares diferentes, y por parte de muy dispares ciudadanos, escucho quejas ante lo que ellos mismos definen como «una avalancha de actividades que, desde hace unos meses, han alterado la tranquila vida albaceteña». La cuestión está en la calle, ya hay debate, y, por eso, merece que le dediquemos atención. Huelga decir que desde hace un tiempo Albacete se ha convertido en una ciudad en la que pasan cosas. Incluso muchas. Y para algunos, que no tienen por qué ser pocos, quizá demasiadas. Lo cierto es que, y antes de entrar en detalles, hemos pasado en pocos años en ser una urbe en la que la actividad cultural, social y deportiva no brillaba en particular, a ser una población en la que los actos de esta índole se encadenan, unos con otros, hasta dar lugar a una trepidante e imparable agenda urbana que está convirtiendo a Albacete en un lugar intenso, vivo y, por eso, atractivo… pero no para todos. Y es que mientras muchos celebramos que aquí pasen cosas interesantes casi todos los días, y que eso nos sitúe bajo el foco de toda la región y del país, gracias a iniciativas de categoría nacional y la calidad que a ello se le presupone, hay vecinos a los que las molestias que acarrean, sobre todo problemas de movilidad y ruidos, no les compensan en absoluto. Llegados a este punto deberíamos empezar todos a preguntarnos qué tipo de ciudad queremos tener en el futuro. Si preferimos volver a un modelo en el que apenas nunca pasaba nada, con el consiguiente desprecio por parte sobre todo de foráneos que no encontraban ninguna gracia en tener que venir a un lar que les ofrecía poco. O tener que sufrir algunas inconveniencias derivadas de que, por ejemplo, aquí se organicen, cada dos por tres, un campeonato de España deportivo o un festival musical de varios días que, en ambos casos, atraigan y convoquen a miles de personas, muchas de ellas venidas desde fuera. Yo lo tengo claro. Como también que a la ciudadanía se le debe de respetar su derecho al descanso y al desarrollo normal de su vida. Hay discusión. Y el Ayuntamiento, como principal responsable de ello, debe de tenerlo muy en cuenta. No vaya a ser que, con toda la buena intención y el gran esfuerzo que conlleva, se estén pasando… como ya opinan algunos. Ahí lo dejo.