Eloy M. Cebrián

Eloy M. Cebrián


Dioses

24/05/2024

Hace unos días, durante una conversación con el escritor Javier Negrete, salió a relucir la teoría de «la mente bicameral», que fue formulada en los años 70 por Julian Jaynes. Según este psicólogo norteamericano, lo que hoy entendemos por «autoconciencia» es un fenómeno de aparición relativamente reciente en nuestra especie. Negrete aprovechó dicha conjetura en su novela de fantasía épica Odisea, cuyos personajes, como buenos héroes homéricos, reciben mensajes y mandatos de los dioses. Esta capacidad de comunicarse con la divinidad (pensemos en La Biblia, sin ir más lejos) podría obedecer a que nuestros antepasados carecían de conciencia de su yo, de esa compleja individualidad que hoy damos por sentada. El cerebro de los antiguos tenía dos hemisferios, igual que el nuestro, pero ambas mitades funcionaban de forma separada. El hemisferio izquierdo, que es donde se localizan las áreas principales que gobiernan el lenguaje, era el que «hablaba». El derecho, interpretaba ese discurso como voces de dioses o de demonios que debían ser obedecidas. En suma, algo parecido a lo que les ocurre a las personas aquejadas de trastornos como la esquizofrenia. Una esquizofrenia colectiva, por así decirlo. Resulta curioso pensar que el nacimiento de nuestra mente moderna podría haber sido el resultado de un pacto que nuestros antepasados realizaron consigo mismos. De algún modo, llegaron a aceptar que esas voces que pensaban ajenas nacían en su interior. Esos dos orbes separados evolucionaron para dar como resultado a un único individuo consciente de sí mismo y dueño de su voluntad. Al menos hasta que vinieron los psicoanalistas para asegurarnos que la arquitectura de nuestra mente es mucho más compleja de lo que creíamos, que en nuestro interior existen zonas oscuras que laten bajo la superficie de la conciencia, y que eso de que somos dueños de nuestras acciones y pilotos de nuestra voluntad es en realidad una quimera. Así las cosas, resulta hasta conveniente volver a creer en los dioses.