Fernando Fuentes

Fernando Fuentes


La fruta de Ayuso

21/11/2023

Me gusta la fruta; no pienso que Sánchez sea un hijo de puta y creo que Ayuso se equivocó, una vez más. Hay muchos tipos de políticos, casi como de personas. También hay ilimitadas forma de interpretar, asimilar y manejar el poder. Y la presidenta madrileña lo exhibe, ante el estupor general, cual testa clavada en el pico de una afilada lanza. La imagen de la gerifalta insultando gravemente al presidente del Gobierno, en el Congreso de los Diputados, ha sido de los más comentado de la reciente investidura. Ante una alusión directa, Lady Madrid no dudo en ir con todo y poner en duda la honorabilidad de la señora madre de su enemigo, que lo es. Pero lo peor de todo no fue eso, sino que la susodicha en un ataque de ayusismo en toda regla, reconoció que le «gustaba la fruta» ante la carcajada general de los suyos. Ante tal afrenta nadie de su partido salió a afearle la conducta. Y es que parece que ni el propio Feijóo se atreve a ponerle las peras al cuarto. La única explicación, aunque no lo justifica, es que ella se confundiera y pensara que estaba en primera línea de batalla en Ferraz -pateando vallas, poniéndose cara al sol y escupiendo exabruptos anticonstitucionales- en vez de estar, aunque solo fuera por invitación, en el sagrado parlamento español. Llevada por esta fiebre seguramente no pudo, ni quiso, perder la ocasión de unirse a ese clamor en contra del líder socialista. O directamente lo que buscó es su minuto de desagraciada gloria en un día en el que ella no tenía que ser la protagonista. Llegados a este punto lo más execrable de todo, dado el regocijo general del PP ante tal cuestión, es que, a sus afiliados y simpatizantes, les pareció bien la actuación de la lideresa popular. Como también que Esperanza Aguirre haya salido a las calles madrileñas para alentar el escrache que, desde hace más de quince días sufre cada noche la sede del puño y la rosa. Un político no debe nunca preferir el conflicto al diálogo. Tampoco sentirse mejor entre barricadas que buscando puntos de acercamiento debatiendo entre escaños. Es muy posible que Ayuso le hubiese gustado, e incluso soñado, con que, en la misma mañana en la que llamó hijo de puta al presidente del Gobierno, una turba de derechas hubiera asaltado la sede de la democracia nacional, al más puro estilo Trump. Por suerte para todos, la derecha patria tiene bastante más raciocinio que ella y no se deja arrastrar por unas peroratas tan populistas como peligrosas. La fruta de Ayuso.