Eloy M. Cebrián

Eloy M. Cebrián


El chip prodigioso

02/02/2024

Elon Musk afirma que los investigadores de Neuralink, una de sus empresas, han conseguido implantar un chip en un cerebro humano, lo que permitirá que una persona pueda controlar un ordenador mediante el pensamiento. La pregunta es si el chip no funcionará también en sentido contrario, es decir, si no acabará siendo una vía para que los ordenadores puedan controlar los cerebros humanos. En realidad, esto no estaría tan mal. El propio Elon Musk podría beneficiarse de que su cerebro fuera controlado por una inteligencia artificial, lo que quizás le ayudaría a ser un poco menos odioso de lo que resulta hoy en día. Un Elon Musk con el cerebro modificado podría dejar de ser un supervillano de 007 para convertirse en un filántropo a escala planetaria. O eso ocurriría al menos si las computadoras respetaran las tres leyes de la robótica que imaginó Isaac Asimov en sus historias de ciencia ficción (ya saben: «un robot no puede dañar a un ser humano etc.»). El chip podría resultar también útil para acabar con el fracaso escolar, pues permitiría que hasta el alumno más zoquete asimilara de forma instantánea una enorme cantidad de información por el procedimiento de descargarla directamente de la Wikipedia y copiarla en su mollera. Puestos a soñar, podríamos hacer que un superordenador benévolo controlara el cerebro de los políticos, lo que convertiría al fulano más corrupto en una persona honrada y un celoso guardián del bien común. Pero quizás la mayor ventaja de tener un chip implantado sería la posibilidad de hacer desaparecer todos los cachivaches electrónicos y cables que tanto nos complican la vida. Bastaría con cerrar los ojos y desearlo para ver una película proyectada directamente en nuestro cerebro o para darle la murga al prójimo en las redes sociales. O para cambiar el volumen del televisor y subir el termostato de la calefacción. Por cierto, ¿dónde diablos habré puesto el mando a distancia?