La pasada semana se presentaron los carteles de la próxima Feria taurina de Albacete. Una cartelería rematada en cuanto a toreros y ganaderías. Lo que no deja de ser un éxito en tiempos difíciles donde escasean toreros de taquilla y el toro bravo se ha convertido en una delicatessen. Desde aquí mis felicitaciones al empresario Manuel Amador y a su socio Simón Casas. Soy testigo del trabajo apasionado de Amador y de su equipo, donde sobresale ese peón de lujo que es Ángel Gómez, por presentar unos carteles atractivos ante sus paisanos. Luego saldrá el toro y pondrá a cada cual en su sitio. De momento, volvemos a demostrar que Albacete es la primera de las plazas de segunda de España. También en los mentideros se ha comentado, para bien, el cartel elegido que este año es una reproducción de uno de los cuadros cumbres de la pintura taurina del siglo XX. Estamos hablando del bello lienzo Dos toreros de nuestro paisano Benjamín Palencia. Albacete sigue en deuda con su más grande pintor. El barrajeño nos legó lo mejor de su producción artística que hoy puede visitarse en el Museo de Albacete. Allí cuelga el cuadro original de cartel de la Feria taurina de 2024. Benjamín Palencia fue un extraordinario aficionado. Lo recuerdo en los últimos años de su vida acudir en septiembre a nuestra plaza para dibujar lances de la lidia. Al día siguiente aparecían ilustrando la crónica de la corrida en el recordado periódico La Voz de Albacete, del editor Perico Munera y del director Demetrio Gutiérrez. Es una pena que aquellos dibujos no estén en nuestro museo y que cuando preguntas por ellos, te digan que se han «perdido». Estoy seguro de que cuelgan en más de una casa. En la elección del cartel he tenido la suerte de intervenir gracias a la confianza depositada en mi persona por Manolo Amador para generarles una propuesta. No tuvimos duda en transmitirles que el icónico cuadro Dos toreros era el ideal para representar la apuesta por Albacete y por la cultura popular que significa nuestra Feria taurina. Y la empresa así lo vio invirtiendo en la compra de los derechos de reproducción que se negoció con la gestora Vegap y sus herederos. Benjamín Palencia vuelve al andén principal. Sólo falta bautizar con su nombre la estación de tren.