Tenía pensada dedicar la columna a la ausencia completa de la idea de Europa y de la mejora de las instituciones europeas en la campaña sobre las elecciones del próximo domingo. Paupérrimo debate sobre alternativas para mejorar la Europa de Adenauer, Schumann, De Gasperi o nuestro Marcelino Oreja. Pero al conocer la muerte reciente de Emigdio de Moya, presidente que fue de la Diputación Provincial, he levantado la columna europeísta por esta elegía de despedida al amigo que se fue. No hacía mucho que lo saludé en una cafetería del Altozano. Como siempre, bien arropado por su familia y con un aspecto elegante y cuidado. A De Moya lo traté mucho en su etapa de presidente de la Diputación (1995-1999). Eran tiempos de lucha desde nuestra Asociación de Amigos del Teatro Circo para salvarlo. El Partido Popular mandaba en la ciudad con Juan Garrido y en la provincia con Emigdio. Eran públicas las muchas diferencias entre Garrido y De Moya por el reparto de cuotas de poder. De Emigdio guardaré siempre el mejor recuerdo. Nos ayudó editando el boletín oficial de la asociación, aquel Arriba el telón. Emigdio quiso dejar su huella y levantó el Teatro de la Paz en las afueras de la ciudad. Una decisión que pocos entendieron, teniendo un Teatro Circo abandonado que necesitaba el apoyo de todas las instituciones. Aún así, colaboramos con su proyecto llevándonos allí el premio Isbert a Concha Velasco. También Emigdio, como presidente de la Diputación, colaboró conmigo en otras empresas culturales. Gracias a De Moya, pudimos llevar a la universidad madrileña a la extraordinaria Banda de Pozohondo, bajo la batuta de ese genio de la composición y dirección que es Manolo García. Fue en el Colegio Mayor de San Pablo que entonces uno dirigía y como cierre a la entrega al torero Esplá del premio Mazzantini. Emigdio lo presidió junto a la madre del rey emérito, doña María de las Mercedes. Como anécdota, aquel acto estuvo a punto de costarle caro Emigdio, pues al salir del colegio mayor, el coche oficial fue embestido por otro turismo. Con la muerte del amigo Emigdio, se nos va otro de los nuestros.