Huelga decir que la Caseta de los Jardinillos es uno de los espacios culturales más queridos de la ciudad. Por esta instalación municipal, desde los años 60, han actuado los mejores y principales artistas nacionales e internacionales, para deleite, sobre todo ferial, del público albaceteño. Allí disfrutaron nuestros abuelos, padres y, ahora, nosotros. Y queremos que lo sigan haciendo nuestros hijos y nietos; pero para ello se precisa de forma urgente, porque ya vamos tarde, una gran reforma que, de forma integral, adapte dicha infraestructura de ocio cultural, a los tiempos que vivimos desde sus propias necesidades de seguridad y confort. Es una obviedad que la Caseta precisa sobre todo de un techo que, de forma retráctil o permanente, que al, menos, cubra su escenario impidiendo que, lamentablemente, por culpa de cuatro gotas -como las que cayeron el pasado 7 de septiembre, lleve a tener que suspender un concierto -como el de míticos Los Secretos- con el consiguiente mosqueo del respetable y perjuicio para grupo y organizador. Sin duda se trata de una de las principales asignaturas pendientes que tiene el Ayuntamiento con y para su ciudad. Pasan las legislaturas, se suceden los alcaldes y todo sigue igual. Nadie se atreve a afrontar una obra que tras su ejecución dotará a la ciudad de un lugar que -por ubicación, aforo y modernas prestaciones actualizadas al Siglo XXI- será uno de los más utilizados, para todo tipo de eventos culturales, durante todo el año natural, al estar protegido del frío, del viento y de la lluvia. En el pleno municipal del pasado martes, el PP rechazó una moción propuesta por el PSOE que incluía la reforma de la Caseta ante el estupor de muchos albaceteños, muchos de ellos también votantes del partido de Manuel Serrano, que no entienden por qué se echaba para atrás algo tan demandado por todos. A este que firma, ante el porqué de dicho «no», no le vale lo de echar balones fuera con algo tan poco edificante como «ellos cuando gobernaban tampoco lo hicieron, aunque lo prometieron» o «estos no nos van a decir cuando tenemos que hacer las cosas». Entiendo que esto quiere decir que la actual corporación municipal tiene un plan para hacer realidad la reforma de la Caseta –¡bien! - y que siguen demasiado pendientes - ¡mal!- de lo que hicieron, o no, antes los que ahora, por méritos propios y la voluntad de los votantes, están en la oposición. Si yo fuera alcalde -como aquel presidente que titulaba el programa del genial Fernando García Tola- tendría como uno de mis principales objetivos arreglar este entuerto estructural ante de que sea aún más tarde y, por ende, peores sus consecuencias. Los que lo consigan, ya llevamos demasiadas legislaturas con el asunto sobre la mesa, merecerán muchos años de confianza y gobierno. #porunaCASETAnueva