Los demócratas españoles no necesitamos que se cumpla medio siglo de la muerte de Franco para celebrarlo. Lo hacemos a diario. Al levantarnos cada mañana y al acostarnos por la noche. Y esto es algo que sucede en todos aquellos lugares del planeta, que, desgraciadamente, han sufrido los durísimos y sangrientos rigores de una dictadura, sea del color político que fuere. Más de 40 años de férreo franquismo oscureció y sometió a nuestro país durante un tiempo, siempre demasiado largo, en el que no existió ese mínimo ápice de libertad que se precisa para progresar juntos, en sociedad. Ésta es una realidad que no admite discusión. Ni un cerocoma. Tampoco que Sánchez ya no sabe qué hacer para que sus acólitos sigan confiándole sus apoyos que son votos. Lo de programar, en 2025, un intenso calendario de actos para celebrar los 50 años del virtual deceso físico del franquismo es algo que llama poderosamente la atención del firmante. Es justo, pero no necesario. En absoluto. Llegados a este punto, no hay que ser un lince para darse cuenta de lo que realmente pretende el presidente, con estos fastos con evidente tufo guerracivilesco y un fuerte tinte electoralista, siempre a su favor. Y es volver a dejar en evidencia que, en el PP y por la razón que sea -haberlas haylas- hay miedo a llamar a Franco por lo que fue: un tirano que nunca debió de morir tranquilo en su propia cama. Ante este España en libertad, que según Sánchez servirá para poner en valor la gran transformación en este medio siglo de democracia transcurrido desde la muerte del dictador y homenajear a todas las personas y a todos los colectivos que lo hicieron posible; los populares, con sus inmediatas críticas lideradas por una cada vez más populista e histriónica Ayuso, pierden una oportunidad histórica de cortar de una vez por todas ese cordón umbilical que les sigue uniendo a un Franco que, afortunadamente para todos, cada vez está menos presente en la mente colectiva de un pueblo moderno, unido y libre que ama y defiende su consolidada democracia, aunque ésta no pase por su mejor momento, ¿verdad, Sánchez?