Se anuncia una versión de Bambi en imagen real en la que van a eliminar la muerte de la madre del cervatillo, episodio que se considera demasiado traumático para la mentalidad del niño actual. Lo que Disney no ha aclarado es qué acontecimiento va a reemplazar el luctuoso suceso. Corren rumores de que quizás el muerto sea el papá de Bambi, lo que seguramente será mucho más llevadero para la frágil sensibilidad de los niños de hoy en día. Hemos sabido también de la adaptación en imagen real de otro clásico de la casa, nada menos que Blancanieves y los siete enanitos (1937), pero sin enanitos (para evitar la discriminación por motivos de tamaño) y sin reina malvada transformada en vieja bruja (para evitar el llamado «edadismo», o discriminación por motivos de edad). Parece que uno de los títulos que se barajan es Blancanieves y los siete seres mágicos, aunque no me sorprendería que al final los enanitos se convirtieran en «los siete seres especiales». En cuanto a la protagonista, puede que se conserve el nombre, pero jamás la blancura de su tez. No en vano una de las bestias negras del Hollywood moderno es el whitewashing, que consiste en que el héroe o heroína sean siempre de raza blanca, a veces con una mano de maquillaje para darle un aspecto étnico. He aquí el motivo por el que se ha elegido a una actriz de origen colombiano (Rachel Zegler) para interpretar a Blancanieves, lo que se comprende porque en la mentalidad norteamericana sólo los anglosajones son blancos de verdad. En fin, que haríamos bien en irnos despidiendo de clásicos como Lo que el viento se llevó (por racista), El mago de Oz (por mostrar enanos y brujas viejas y de color verde) y, a este paso, hasta de El padrino, por discriminar a los italoamericanos y hacernos ver que hasta entre los criminales puede existir grandeza. El pensamiento dominante tiene estas cosas cuando quienes lo imponen son idiotas perdidos.