Pedro Sánchez se ha quitado de en medio con un viaje a la India y ha trasladado a los periodistas que le acompañaban en el avión que él no sabe ni elige a las personas con las que le hacen fotos. Se quita de en medio pero deja detrás una serie partidos devastados por el caso Errejón. Sobre todo Sumar, el partido con el que gobierna.
Esta semana está dedicada a reuniones de alto nivel para analizar la situación política, completamente contaminada por dos personajes que han puesto España del revés, Errejón y Aldama. En la izquierda crece la inquietud, pero también se detecta en el PP. Un sector empieza a asumir que no se está acertando con la forma de hacer oposición. No es de ahora, hace tiempo que se le apunta a Feijóo que a su equipo le falta solidez, y que hacer oposición no es solo atacar e incluso insultar al gobierno.
Se nota la ausencia de un discurso propio, así como de un programa creíble con el que contrarrestar los efectos nocivos de la mayoría de las iniciativas del gobierno. Entre ellos, la ley del sí es sí que tanto defienden Sumar y Podemos, y que no se ha aplicado a sí mismo el ex dirigente de Podemos y portavoz parlamentario de Sumar hasta hace unos días, Íñigo Errejón.
Yolanda Díaz, perdida en tierras colombianas, en lugar de regresar de inmediato a España ante la crisis que sacude a Sumar -es lo que habría hecho un líder político más comprometido y menos superficial- prosigue su caída en picado, y tendrá que demostrar estos días si tiene suficiente entidad como para encontrar la manera de contrarrestar el roto que le ha hecho Errejón. Y contrarrestar también el desencanto generalizado y preocupación que se vive dentro de Sumar. Se la hace responsable de no dar juego a personas de criterio y experiencia que forman parte de Sumar. Busca que solo ella pueda presentar propuestas ,,, y en muchos casos ni siquiera están bien elaboradas.
La dirigente de Suma atraviesa momentos bajos. Su figura ya no tiene la frescura que atraía a sus incondicionales, y no suma votos sino torpezas. No ayuda tener como socio de coalición a un partido socialista impregnado por la corrupción, con un presidente "tocado" por los casos que afectan a su ex hombre fuerte, y que no ha controlado a su mujer y a su hermano cuando se han buscado la manera de hacer negocio.
El viaje a la India no va a servir al jefe de gobierno para apuntarse tantos por sus relaciones internacionales. A su pesar, tanto allí como aquí se le seguirán haciendo preguntas sobre la corrupción, que presuntamente alcanza incluso a su círculo político y familiar; y se cuestionará su apoyo a una ley podemita que, como advertían los profesionales del Derecho, era un disparate. Y que no ha respetado siquiera el dirigente y portavoz parlamentario del partido con el que gobierna.