Javier López-Galiacho

Javier López-Galiacho


La Fe de mis mayores

15/04/2025

Ya es Semana Santa. Las cofradías de Albacete se preparan para procesionar por las calles de la ciudad. Hace unos años se consiguió, con el trabajo de muchos, su declaración de interés turístico nacional. También hace ahora una década tuve la suerte de ser su pregonero. De obispo de la diócesis entonces estaba el muy recordado don Ciriaco y de presidente de las cofradías, José Manuel Hernández, quien hizo un trabajo excelente al frente, logrando la declaración nacional. Echando el tiempo más atrás, me veo vestido de capa amarilla y capuchón morado de la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y de imponente capa negra en la del Descendimiento que procesionaba en la del Entierro, la más numerosa de todas. Recuerdo cuando comprábamos en la tienda Sacy de Luciano en la calle Boticarios aquellas gigantes bolsas de caramelos que dábamos en las inundadas de público carreras procesionales. Sin olvidar mi participación en la más íntima procesión, la del Silencio del Jueves santo o en ese Vía crucis del Viernes santo por la mañana con el padre José Oliva pregonando, desde un altavoz de mano y subido en un Land Rover descapotado, el amor inmenso por Jesús El Galileo. Qué decir de aquellos domingos de Ramos con la procesión de la palmera y la colocación posterior de la misma en el balcón de la calle Mayor 5 de la familia Paños, la de los vecinos Almacenes. Pero había un momento especial, los Viernes santos por la mañana, cuando vestidos impecablemente para la ocasión, visitábamos de la mano de mis padres los llamados monumentos velando a Jesús ante el sagrario de varias parroquias. Como el colocado en aquella iglesia de los Escolapios, bajo el mural imponente de Godofredo Jiménez. Iglesia que alguien permitió que fuera derribada. Y con los cines de Albacete cerrados Jueves y Viernes santos en señal de duelo, esperando el Sábado de gloria para reabrir. Cómo le agradezco a mis mayores que me legaran la Fe en Jesús El Nazareno, tan humano y cercano, que es puro amor y seguro perdón. Amén.