La jornada fue muy especial en el Seminario Menor Diocesano de Albacete, que recibió un encuentro de antiguos alumnos nacidos en los años 70 y 80, varias generaciones que guardan un cariño muy especial por el Seminario albacetense y quisieron llevar a cabo una convivencia, un reencuentro de amigos, muchos de ellos incluso, no se veían en casi 35 años y claro, no falto una visita a las instalaciones, acompañados del rector, don Francisco Prados, así como una eucaristía de acción de gracias a Dios por esos años de formación, con una comida final de convivencia en un conocido restaurante de la capital.
Plácido Sáez Garijo, uno de los organizadores de este encuentro confirmó a La Tribuna de Albacete, «que hemos acudido, creo unos 180 antiguos alumnos y es un encuentro que salió casi casualmente, comenzamos a organizarlo el 26 de octubre, cuando me encontré con dos compañeros y lo típico, comentamos que nos podríamos juntar y, justamente esa misma noche empezamos a moverlo y las redes sociales nos han ayudado muchísimo. Hicimos pequeños grupos, por edades, y la cosa empezó a funcionar. Ya pusimos fecha, el 27 de enero, para juntarnos y pasamos de unos 30 a 217, el crecimiento fue exponencial, espléndido».
Lo primero que hemos hecho, sobre las 11 horas, «es encontrarnos, saludarnos, porque muchos llevábamos 35 años sin vernos. Tras ese reencuentro, ha hablado el rector, don Francisco Prados, que nos ha recibido. Estamos aquí por agradecimiento, por lo que se nos dio, porque estamos orgullosos de hablar pertenecido a esta casa. Unos han seguido como sacerdotes y otros han llevado una vida con sus trabajos, parejas, hijos. Muchos, por los valores que se impartían, hemos continuado intentando ayudar a la gente. Claro, hemos visitado las instalaciones y terminamos con una fotografía de familia y con una comida de hermandad». Destacó que «entiendo que es sólo un primer encuentro».
Otro de los organizadores, Miguel Miranda, por su parte, durante la eucaristía, se dirigió y sus compañeros y les dijo «lo que cualquiera de los casi 200 que estamos aquí, podía haber dicho. Sólo tengo palabras de agradecimiento, de reconocimiento a unos educadores que han sido, no sólo profesores, como digo, educadores en el más amplio sentido de la palabra, no eran adoctrinadores. Somos mucho mejores personas después de haber vivido esos años en esta casa, eso es lo que he dicho, porque los recuerdos son maravillosos».
Aquí, dijo Miguel Miranda, estamos esta mañana, «artistas, profesores, médicos, jueces, fiscales, transportistas, policías, incluso algún detective privado y, por supuesto sacerdotes»
Pedro Soriano fue sacerdote y profesor del seminario. Apuntó que fue sacerdote durante 15 años y «tengo un recuerdo imborrable, porque estuve 27 años, 12 como estudiante y luego, don Victorio me dijo que me quedara como profesor del Seminario, entonces estuve 15 años. Sin duda, de esta santa casa tengo un recuerdo imborrable, porque es parte de mi vida, de mi corazón, de mis sentimientos y de todos los valores que me comunicó y hoy actualizo todo eso, con mucha alegría». Una jornada muy especial para los exseminaristas y sacerdotes, en un ambiente grato para todos los presentes.