Ramón Bello Serrano

Ramón Bello Serrano


La Puerta de Hierros

07/09/2024

Han pasado 50 años desde que mi padre como alcalde abrió la Puerta de Hierros del edificio ferial restaurado -entrando y a la derecha hay una placa que lo recuerda-. 1974 fue un año importante para Albacete. Los príncipes Juan Carlos y Sofía visitaron Campollano -otro cincuentenario-. Hace 50 años el Ala 14 de la Base Aérea anunciaba el Eurofighter desde un veterano Mirage F-1 -Domingo Henares escribió un libro formidable-. Mi padre era también el alcalde. En sus Memorias recordó: «Tuve el honor de abrir esa tarde -noche ya- por vez primera la Puerta de Hierros. En bandeja de plata, la llave que abre la Feria, ofrecida por el alguacil mayor del Ayuntamiento, el recordado funcionario Raya, como es costumbre de lustros. Tuve el honor de llevar la imagen de la Virgen de los Llanos a su capilla, ese honor reservado sólo a los alcaldes de Albacete». En mi despacho profesional está enmarcada esa fotografía de Saiz y hay otras, en blanco y negro, de la visita de los príncipes a Campollano -José Fidel López Zornoza firmó un magnífico reportaje del polígono y muchos celebramos hoy la sabia mano de Santos Prieto en Adeca-. Precisamente en Adeca, felicitando al alcalde Manuel Serrano por su elegantísima intervención, le hablé de la Puerta de Hierros. «Cuando los números son redondos -50 años- la historia de Albacete te recordará ya por siempre; como mi padre -y lo sabes- te apreciaba mucho, también para mí será hoy un día especial». 1974 fue un año importante -y triste-. Murió mi hermano Juan Manuel de un cáncer devastador -Juan Manuel Serrat tuvo el detalle de acercarse a la casa del alcalde para charlar un rato con mi hermano; antes de irse nos pidió quedarse a solas (ellos dos) para demostrarle que su visita iba más allá de la mera cortesía; nadie supo de lo que hablaron; nadie preguntó tampoco-. De estas cosas conversó mi padre en muchas ocasiones con el alcalde Pérez Castell -del que he escrito mucho y de largo; y que me permitirá distancia para honrarle en una crónica pausada de la que me sentiré yo también honrado-. En 1974 y al tiempo de abrirse la Puerta de Hierros fue como una trinidad irrepetible: el hecho histórico de abrir la puerta; acompañar a la Virgen de los Llanos en su regazo y escuchar el Himno de la Coronación que yo creo es un himno cada día más bello -en mi despacho tengo una copia de la versión y arreglo de Asins Arbó; letra y música de puño y letra del maestro-. En el ataúd de mi padre reposó uno de los mantos.