En plena Eurocopa, el portero de la selección española, Unai Simón, dice estar centradísimo en lo suyo, el fútbol, y que los futbolistas no tienen que entrar en el debate político. Es un punto de vista personal y como tal respetable, pero que ha calado ante la opinión pública española como un gol en propia meta, pues esa opinión pública se ha volcado en elogios al astro francés y próxima estrella del Real Madrid, Mbappé, por su mensaje político sobre las próximas elecciones en Francia y ante las que no ha dudado en pedir, dirigiéndose sobre todo al electorado más joven, primero que vote, que no se abstenga, y luego que no vote por una ultraderecha que amenaza con poner palos en las ruedas de la progresión que ha caracterizado las últimas décadas de la Unión Europea y que acusa a los miles de inmigrantes, con orígenes familiares como los del famoso futbolista, de buena parte de los males que aquejan hoy a la sociedad actual. Mbappé creció en los extrarradios de ese París que en la actualidad evidencia el desinterés de una gran parte de una población desmovilizada por el devenir de Europa y decepcionada con sus representantes políticos que parecen vivir en una burbuja que les permite aislarse de una ciudadanía que sufre unos problemas ante los que no parece haber respuesta por las clases dominantes. Aislamiento ante el que intenta sacar rédito esa marea emergente y populista, pues el fenómeno no es exclusivo de Francia y se va haciendo cada vez más patente en el resto de territorios del continente, España incluida. Ante este panorama no debe estar muy gozosa Marine Le Pen con la figura nacional del fútbol francés, que le ha colocado un gol por toda la escuadra.