Eloy M. Cebrián

Eloy M. Cebrián


‘Cielo de paraguas’

27/09/2024

El Cielo de Paraguas que cubría la calle Marqués de Molins durante el verano ha sido desmantelado por fin, y me siento inclinado a celebrarlo. Me resultaba extraño caminar bajo ese toldo compuesto de paraguas abiertos y constatar cómo la calle se ensombrecía y adquiría una coloración irreal. Para mí, que tiendo a ser dramático e imaginativo en exceso, la Calle Ancha bañada por esa penumbra multicolor venía a ser una metáfora de la muerte. Según dicen quienes han experimentado la muerte clínica y han sido resucitados, el tránsito entre la vida y el más allá se realiza a través de un pasillo o corredor más o menos amplio, con una luz brillante al fondo. Puede que los miles de personas que han transitado por el centro de nuestra ciudad durante el verano hayan experimentado sin saberlo una especie de simulacro o ensayo de la muerte, que se desencadenaría al rebasar las sombrillas (algunas, por lo desvencijadas, bien podrían provenir de un ajuar fúnebre) y surgir al soletón inclemente que calcinaba las zonas desprovistas del dosel multicolor. Ya les digo que me dejo llevar por la imaginación, pero por algún motivo me daba muy mal rollo pasar por allí debajo, por lo que intentaba evitar el lugar. De repente era como si el ánimo vital me abandonara, como si la alegría hubiera desertado del mundo (ya saben, como Harry Potter cuando se encuentra con los dementores). Y, sin embargo, tengo entendido que han sido cientos los albaceteños que han querido llevarse a sus casas uno de los paraguas que formaban el Cielo en cuestión (dudo que la palabra haya sido elegida por casualidad). La explicación era que se repartían de forma gratuita, pero quiero creer que mis paisanos no son tan ruines como para hacer una larga cola sólo por hacerse con uno de esos paraguas de todo a cien, y que quizás haya un motivo metafísico que los ha empujado a ello.