El Centro Cultural la Asunción acoge hoy,  a las 19 horas, la inauguración de la exposición Pensar con las manos, de Rafael Fernández Caparrós. El pintor, arquitecto y docente, miembro de la Asociación de Artes Plásticas de Albacete, comentó distintos aspectos de la muestra.

Son casi 50 obras, ¿fundamentalmente acuarelas?

La mayoría de las obras son acuarelas, calculo que el 70 por ciento, luego hay ciertas obras con técnicas mixtas, en las que mezclo acuarela con el acrílico o algunos collages, incluso con materiales pegados. Es verdad que el origen es la acuarela, que he trabajado muchos años.

"La exposición es un recorrido vital en torno al arte" - Foto: Rubén Serrallé¿Qué tiene de especial?

Desde niño llevo pintando acuarela, aunque he tocado todas las técnicas. La acuarela es el hilo conductor de mi obra y es verdad que ahora, que he conseguido algo más de tiempo, he profundizado más en la técnica.

Su entorno más próximo tiene un peso importante.

Así es. He estado viviendo casi ocho años fuera de España, trabajando como arquitecto, y volví hace cinco años a mi ciudad, donde nací y me crié  y es cierto que lo que pintas es lo que ves, lo que te influye, como un cuaderno de viaje, casi autobiográfico, contando las cosas que te rodean, en este caso Albacete, y he aprovechado, sobre todo, para pintar calles y, además, en esta ocasión en concreto predomina la calle Ancha, el entorno del centro.  

¿Cómo es el resto de la obra?

Bueno, en la exposición, por ejemplo, hay un par de collages, las obras más grandes que presento, que están en la planta superior del centro cultural, son trabajos que vienen más heredados de mi formación como arquitecto. Uno de ellos me lo encargó el dueño de una bodega y el otro me la encargó otra persona a la que le gusta mucho la navegación y escogí en este caso una carta marina del fondo de las Pitiusas.

¿Un conjunto que puede ser un autorretrato pictórico?

Sí, en la exposición se ve muy bien y así he intentado montar la muestra. La exposición es un recorrido vital en torno al arte, que parte ciertamente de la arquitectura y el dibujo y, luego, se dirige a formas menos figurativas, algunas abstractas y más conceptuales. En la parte superior del centro, por ejemplo, la figuración ya no es  tan evidente y se mezclan con otro tipo de impresiones o abstracciones; obras con un poco más de misterio e interés para mí en este momento.

¿Sigue muy presente el dibujo en estas obras?

En cuanto al título, Pensar con las manos, es un poco como entiendo el dibujo. Lejos de pensar en el dibujo como algo artístico, lo entiendo como  más procedimental, es como una herramienta que no sólo  me vale para expresarme artísticamente, también en otros campos de la vida, para explicar pensamientos, sensaciones. Es un camino de doble trayectoria, para llegar a la abstracción hay que pasar por ese contacto con la realidad para, de algún modo, construirla y conseguir abstraerte de esa realidad. Primero, a través del dibujo, conocerla, como una manera de fijar la atención.  

¿Cómo son los colores?

En cuanto a los colores intento reflejar, en mis obras más figurativas, la luz, el contraluz, la bruma y en otras obras en las que he utilizado acrílicos y trabajado con tintas planas, para algunos paisajes en concreto, que son como muy vaporosos.

¿Hay que fijarse en las pequeñas cosas?

Sin lugar a dudas, como decía, lo bonito del dibujo para mí es que  fija la atención. Algo que no paro de ver es que nos roban la atención, con móviles, con pantallas, con muchas cosas que no nos dejan tiempo para una mirada sosegada, que nos haga trabajar la mente y el dibujo, la pintura,  nos puede ser útil para fijar la atención en ciertos detalles. Tenemos que disponer de tiempo para parar y mirar, a día de hoy, es urgente que lo recuperemos.  

¿Se cuela la mirada del arquitecto en la exposición?

Es evidente. El paisaje urbano me encanta, pero poco a poco lo voy a enfocar de otra manera. Esa mirada tiene que ver con la curiosidad. Esta exposición es un punto de partida, más que una llegada.