El Senado acogió la Comisión General de Comunidades Autónomas, en la que estuvo presente el presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, aunque algunos no le esperaran, como señaló, mientras que otros que sí eran esperados, por tratarse cuestiones regionales, no acudieron; en concreto, los presidentes autonómicos socialistas, incluido el de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. Aragonés fue a lo suyo, a decir que la amnistía para los encausados por el procés es «un punto de partida imprescindible» de un camino que tiene como destino la convocatoria de un referéndum de independencia, mostrándose convencido de que se terminará celebrando.
El líder catalán llegó, habló de su libro y se marchó, mientras que los líderes regionales socialistas enseñaron una vez más la patita con su ausencia, aunque en descargo de mi presidente regional diré que tenía otros interesantes actos en su agenda de ayer y que no hay que ser pesados, que Page ya se muestra contrario a la amnistía en cada acto al que acude, aunque sepa, como yo y el 99% de los vecinos de esta región, que los diputados nacionales socialistas por Castilla-La Mancha, si hay acuerdo de investidura, votarán lo mismo que los de ERC y de Junts, es decir, votarán sí a la amnistía.
La política y los variados y sorprendentes compañeros de viaje son más viejos que el hilo negro, así como los llamativos pactos, por lo que más de uno se podía ahorrar el tiempo dedicado a tomarnos el pelo, que ya saben ustedes que por la boca muere el pez y que el deporte nacional, regional y hasta local es bailar por el pan, como el perro.