El ciclo de conferencias promovido por la Asociación de Alumnos de la Universidad de la Experiencia (Aluex) contó con la intervención de la teniente coronel de la Guardia Civil, Verónica Isabel Guillén Malagón, estrechamente vinculada con Albacete (nació en Madrid, aunque pronto pasó a residir en la capital albacetense con su familia), que habló sobre los 36 años cumplidos de la incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas y a la Guardia Civil. La ponente está destinada actualmente en la Dirección General de la Benemérita, en Asuntos Internos, y es una de las pocas mujeres que ostenta el empleo de teniente coronel del instituto armado.
Cuando todavía resuenan los ecos de la celebración del 8M, ¿considera que se han lograr cerrar todas las brechas de sexo en materia laboral?
El tema de la integración laboral de la mujer es complejo y no es fácil ofrecer una contestación de forma rotunda, aunque me atrevería a decir que ese proceso de integración en las Fuerzas Armadas y en la Guardia Civil está consolidado y se han alcanzado unas cifras muy aceptables durante ese período de tiempo, estamos prácticamente al mismo nivel en ese sentido que la media de países de la OTAN, aunque desde luego todavía queda muchísimo camino por recorrer, es necesario seguir avanzando. ¿Cómo ha cambiado el panorama en el seno de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, se ha normalizado la incorporación de la mujer en las distintas unidades?
Sí, me atrevería a decir que se ha normalizado. Recientemente en la Guardia Civil hemos alcanzado la presencia de la mujer en prácticamente todas las especialidades: hemos tenido una directora general, tenemos mujeres en todos los empleos, estamos a punto de tener a la primera coronel y no tardará mucho en que exista la primera general, vamos a acorde con un proceso complejo, que se desconocía un poco en el momento de dar ese paso, porque es una cuestión que afecta transversalmente a toda la institución.
¿Quedaría por alcanzar un mayor porcentaje a la hora de desempeñar los empleos más altos?
Claro, de hecho el pequeño porcentaje de mujeres en altos rangos deriva un poco de la propia normativa de personal, pero es que cuando se abrieron las puertas de las mujeres a la oficialidad no había referentes, existían unas pruebas físicas idénticas a las de los hombres e ingresábamos muy pocas. Actualmente en las promociones de acceso a la Escala de Oficiales de la Guardia Civil hay un 25 por ciento de mujeres, mientras que el 35 por ciento de las personas que se presentan al ingreso a la Escala de Cabos y Guardias también son mujeres.
Ha trabajado como asesora en materia de inmigración irregular, ¿cómo puede frenarse ese flujo descontrolado de personas?
En primer lugar creo que es fundamental la estrecha colaboración con los países de origen, propiciando el desarrollo del nivel de vida de los mismos, y también la colaboración a nivel europeo, porque somos la puerta de entrada al continente, pero nosotros no podemos cargar con todo el peso de ese acceso; en segundo lugar estaría la propia actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad para la lucha contra esa criminalidad organizada que propicia ese tráfico y la trata de seres humanos.