Patxi López, en el debate sobre la toma en consideración de la proposición de la ley de amnistía, le preguntó a Feijóo, al PP, que por qué creen que la amnistía "es inconstitucional, rompe España y acaba con la igualdad", pero se podría decir al portavoz socialista que pregunte a Sánchez, a sus parlamentarios del PSOE, por qué para ellos era inconstitucional hace apenas cuatro meses y cuál es la razón de que cambiaran de criterio. ¿Quizá porque vieron la puerta abierta para negociar la amnistía con Puigdemont y conseguir así sus valiosos 7 votos que permitirían a Sánchez mantenerse en el gobierno?
Sánchez tranquiliza a los suyos diciéndoles que la polémica sobre la amnistía es de corto recorrido porque acabará una vez superada la aprobación de la ley. Lo repite tanto que da la impresión de que quiere convencer a los demás y también a si mismo. Porque cualquiera que participe en una charla formal o informal se da cuenta de que el gran asunto que tratan la mayoría de españoles, los que siguen expectantes la actualidad, están pendientes de las informaciones y saben perfectamente que esta ley se promueve solo y exclusivamente porque es una exigencia de los independentistas catalanes. Y Sánchez la acepta.
Los ministros reciben a diario el argumentario de Moncloa para echar mano de él cuando se les pregunta o deban participar en foros o encuentros informativos. Es práctica habitual en los gobiernos y en los partidos, pero en el caso del equipo de gobierno actual el papagayeo es especialmente irritante, porque ninguno de los ministros se toma la molesta de poner algo de su parte para decir lo que le mandan, pero con otras palabras, sino que utilizan las mismas y los mismos ejemplos, lo que produce especial bochorno. Por otra parte, conocen mejor que nadie que el clima de rechazo a la amnistía; cada vez que salen a la calle reciben abucheos o gritos, y ha visto doblado o triplicado el número de escoltas. Y el presidente va más blindado que si fuera presidente de Estados Unidos.
Es la prueba principal de que la amnistía no es solo una polémica que forma parte del debate político o parlamentario, sino que está en la calle.
Es seguro que, a no ser que falle algún socio en el último momento. La ley de amnistía va a ser aprobada, aunque el PP tratará de retrasarla lo más posible en el Senado. Pero que no se confíe Pedro Sánchez: la Justicia, algunos de los medios de comunicación y sobre todo la sociedad civil, no se van a conformar. Ni tampoco aquellos que vean que son beneficiados por la amnistía, personas con mayor delito y mayor condena, mientras ellos siguen cumpliendo prisión. Por no mencionar que el pueblo español, el sabio pueblo español, no va a soportar que desde el gobierno se intente violentar sentencias judiciales.
No se va a apaciguar el debate, señor Presidente. Ni lo sueñe.