No puedo estar más de acuerdo con el vilipendiado ministro de Transportes, el socialista Óscar Puente, cuando asegura que la supresión del Premio Nacional de Tauromaquia «es irrelevante». Sin que sirva de precedente, el vallisoletano acertó para calificar la supresión del galardón por su homólogo de Cultura, Ernest Urtasun. Así es, ¿qué supone un premio dotado con 30.000 euros -que en buena parte de las ocasiones el galardonado dona a una causa benéfica- para un sector que mueve al año miles de millones de euros, vertebra más de 500.000 hectáreas y genera decenas de miles de puestos de trabajo -muchos en comarcas desfavorecidas de la España vaciada-? Es irrelevante. Tal cual.
Sin embargo, esta sociedad actual, donde la superficialidad campa a sus anchas y donde, por ejemplo, una orgía en el Viñarock es más notoria que la falta de vivienda para jóvenes, se guía por gestos y la actuación sectaria del ministro de Sumar para con la tauromaquia muestra, a las claras, la intención de este político que llegó al cargo por decisión digital, es decir, a dedo. Urtasun basa su decisión en una mayoría que está en contra de los toros, cuando el partido al que representa obtuvo el tres por ciento de los votos en las últimas Elecciones Generales.
No nos engañemos, Urtasun utiliza la tauromaquia para que Sumar gane relevancia en mitad de la campaña electoral catalana, ante el estrepitoso desastre que se aproxima a su partido. Su ataque a la tauromaquia no va de bienestar animal, ni nada por el estilo, busca intereses partidistas para su propio beneficio, pero el ministro consiguió unir aún más al sector taurino.
Señor Urtasun, le voy a dar un consejo: deje el despacho, salga a la calle y vuelva a rodearse de la sociedad, observará que sus afirmaciones están en las antípodas de la realidad y tenga una cosa clara, usted debe servir a la ciudadanía, a toda la ciudadanía, no está en su cargo para complacer su ego personal ni de los que están en su entorno. No le voy a pedir que recapacite, porque es un extremista que ansía el pensamiento único. Sólo le digo que el tiempo y la historia le pondrán en su sitio que será la irrelevancia, mientras que la tauromaquia seguirá viva, como lo hizo durante siglos en los que los poderosos intentaron eliminarla.