El Albacete Balompié cerró ayer una liga espectacular con un sexto puesto que ninguno esperábamos al inicio de la temporada, cuando el equipo regresaba a la categoría de plata tras su paso por la recién nacida Primera Federación.
El primer paso fue la forma en la que se logró el ascenso enLa Coruña, donde todo estaba preparado para que los aficionados gallegos celebraran el ascenso del Deportivo, pero apareció la cabeza de Jordi Sánchez para hacer saltar a toda la ciudad para celebrar la gesta histórica de su equipo. El día de la fiesta del ascenso en el balcón delAyuntamiento tras recorrer las calles de Albacete en un autobús descapotable se vio la dimensión que estaba cogiendo un equipo que durante gran parte de su historia ha estado a la sombra de los grandes del fútbol nacional, pero que en ese momento despertó una pasión que, lejos de aplacarse, ha crecido esta temporada con la llegada del mejor fichaje en mucho tiempo, el técnico Rubén Albés.
Resultaba curioso ver cómo el anterior entrenador Rubén de la Barrera, autor del equipo que logró el ascenso, no logró conectar con la afición, un divorcio que hizo que no continuara. Y quizá ese fue el primer acierto del club, junto con la contratación del gran artífice de la obra que puede culminar con un acenso a Primera División. La llegada de Rubén Albés, gallego de nacimiento, pero de formación valenciana como entrenador, ha puesto los primeros cimientos de un proyecto que, si se mantiene nos puede dar muchas alegrías.
Formado junto a una leyenda blanca como Benito Floro, Albés es un técnico joven, que ha sabido ganarse a una plantilla con mucho hambre y ha creado un equipo canalleta, palabra que se utiliza mucho en la zona valenciana y que define perfectamente el juego y la actitud del Albacete Balompié de esta temporada.
El Alba es un equipo que siempre va a hacia adelante, que no se hace pequeño ante ningún rival y que tiene las cosas muy claras. Con el penúltimo límite salarial de la categoría le ha plantado cara a los grandes presupuestos y los que se va a tener que enfrentar ahora en los playoffs de ascenso a la máxima categoría.
Todo esto ha hecho que, poco a poco, con el paso de los partidos la afición se haya ido enganchando y en el tramo final el Carlos Belmonte ha recordado los mejores momentos de la historia de este club humilde, pero con mucha solera. La afición se ha volcado como nunca y se ha recuperado el orgullo de ser del Alba que reinó en los primeros años noventa.
Nos sabemos lo que pasará en las eliminatorias por el ascenso, sabemos que es difícil, pero también que ninguno de los otros equipos clasificados para estas eliminatorias quiere enfrentarse al Albacete y eso es algo que nos tiene que llenar de orgullo. Pase lo que pase, siempre ¡Aúpa Alba!