Editorial

Defender la escuela rural para evitar la despoblación

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En los últimos 10 años, la provincia ha sido testigo de un fenómeno notable en el ámbito de la educación: el cambio drástico en la matrícula de las escuelas rurales. En el 2013, estas escuelas albergaban a más de 2.000 alumnos, mientras que en el presente 2023, ese número ha descendido a 1.700 estudiantes. Este descenso no es simplemente un dato estadístico, sino una transformación que ha desencadenado una serie de desafíos y reflexiones sobre el futuro de la educación rural en la provincia.

Uno de los aspectos más notables de esta evolución es la significativa disminución del ratio de alumnos para mantener abiertas las aulas, que ha pasado de 11 a 4,7. Este cambio, aunque puede parecer negativo en un principio, es en realidad un esfuerzo para garantizar la calidad de la educación en el ámbito rural. Reducir el número de estudiantes por aula permite mantener abiertos algunos Centros Rurales Agrupados (CRA) e incluso reabrir algunos que se habían cerrado como pueden ser los casos de las aulas de Pozo Lorente yLa Recueja. La educación rural tiene un valor incalculable en la formación de los jóvenes y en la cohesión de las comunidades locales. Por lo tanto, es esencial encontrar estrategias que permitan mantener abiertos los CRA.

Para abordar esta situación, es necesario explorar varias vías. En primer lugar, es fundamental fomentar políticas de natalidad en las zonas rurales que ayuden a revertir la disminución de población y, por ende, de matrícula en las escuelas. Además, es crucial promover la diversificación económica en estas áreas, creando oportunidades laborales que atraigan a familias jóvenes y eviten la  despoblación.

Por otro lado, la tecnología puede desempeñar un papel clave en la educación rural. La implementación de herramientas digitales y la conectividad de calidad pueden superar las barreras geográficas y garantizar que los estudiantes tengan acceso a una educación de primer nivel, incluso en áreas remotas. Esto podría atraer a familias que valoren la educación de sus hijos y al mismo tiempo quieran disfrutar de la calidad de vida que ofrece la vida rural.

En última instancia, la educación rural en Albacete es un activo valioso que debe preservarse y fortalecerse. La reducción de la matrícula y el ajuste del ratio son desafíos que requieren soluciones creativas y sostenibles. La resiliencia de la escuela rural en la provincia es un testimonio del compromiso de la comunidad educativa y de las autoridades locales por ofrecer una educación de calidad a todos los niños, sin importar su lugar de residencia. Es tarea de todos asegurar que estas escuelas sigan siendo un faro de aprendizaje, comunidad y arraigo en el mundo rural de Albacete.