Javier López

NUEVO SURCO

Javier López


Colapsar o resistir

08/01/2025

Se nos presenta el año 2025 como un año clave en lo referente a la política nacional. El año ya comienza con varios frentes abiertos de muy incierta resolución. ¿Hasta dónde llegarán las investigaciones judiciales abiertas que tocan de lleno a lo que fue el corazón del Gobierno de Sánchez durante los años pandémicos? ¿Qué resultado judicial tendrá o puede tener lo relacionado con Begoña Gómez e incluso con el hermano del propio Sánchez?. Esto en el llamado "frente judicial", pero en el lado político de la ecuación las arenas no son menos movedizas: desde los acuerdos con Puigdemont hasta las problemáticas internas de la llamada 'coalición progresista' con una pata, la del movimiento Sumar, en estado calamitoso disolviéndose como un azucarillo, mucho más tras el gran desengaño que supuso el asunto Errejón, una historia que nos seguirá dando que hablar en los próximos meses. El mapa es tan enrevesado que bien podríamos decir que solamente hay una opción: colapsar o resistir, y si se consigue resistir las envestidas de 2025 habrá serias opciones de agotar la legislatura con elecciones en el primer semestre de 2027. Incluso se habla ya de un superdomingo electoral (generales, autonómicas y municipales) para el mes de mayo de ese año.
Veremos, aunque en cualquier caso el panorama convulso e incierto que se dibuja a nivel nacional nada tiene que ver con lo que se puede esperar en el entorno castellanomancheto. Todo mucho más previsible, si bien hay algún punto para la incertidumbre inmediata como los desencuentros imprevistos en torno al pacto inicial, ahora al menos pendiente de un hilo, para la reforma del estatuto de autonomía. Salvando esta incidencia, que no es menor, Castilla- La Mancha seguirá bajo su propio rumbo de navegación y con esa velocidad de crucero que no tiene nada que ver con los sobresaltos, las frenadas y los acelerones bruscos que caracterizan al escenario político nacional. Nadie se plantea que las elecciones no sean aquí en 2027, como corresponde, salvo hecatombe o que haya un deseo expreso de algunas autonomías de no mezclar sus menesteres con el ruido de la política nacional, siempre en caso de que hubiera voluntad de hacer coincidir los comicios.
El caso es que en los próximos meses, tan propios para el  infarto político, seguiremos hablando a pulmón lleno de Puigdemont. El prófugo de la Justicia disfruta exprimiendo hasta la última gota de Sánhez al tiempo que consigue pactos que suponen una merma para el conjunto de los españoles. Es la dinámica en la que andamos metidos desde que se decidió que lo mejor para España era lograr una problemática aritmética parlamentaria ganadora y rematada con los siete votos que costaba la ley de amnistía para Puigdemont y el entorno independentista catalán causante del quebranto a la Constitución de 2017. Posiblemente en la construcción del "relato del apaciguamiento" que soporta todas las necesidades de Sánchez vinculadas al independentismo catalán veremos en breve la foto política que va a causar más rechazo entre una mayoría de los españoles, también votantes del PSOE: Sánchez dándole la mano a Puigdemont  en algún  lugar indefinido fuera de España. Algo absolutamente increíble y grotesco que será envuelto de la forma más conveniente para que no se haga bola incluso en los paladares menos exigentes.
Entre el colapso o instalarse en un nuevo peldaño en el escalón de la resistencia se van a mover los próximos meses a nivel político. Si la resistencia no se puede estirar más la legislatura colapsará y el 2025 será año de urnas, con la posibilidad que asoma en las encuestas de una mayoría de la derecha, entendida como la suma del PP con Vox, aunque para ello los dos partidos tendrían que superar encontronazos notables que han llevado a la ruptura de relaciones y gobiernos de coalición en las autonomías. Incluso, si no se produjera esa convocatoria electoral, se especula con una moción de censura 'instrumental', es decir, con el único propósito de tirar al Gobierno, que pusiera provisionalmente en el mismo bando a PP, Vox y Junts, es decir, Feijóo, Abascal y Puigdemont cogidos por un rato de la mano.  Gabriel Rufián lleva meses dando por hecho que esto sucederá en algún momento porque «en el Congreso lo que hay es una mayoría de derechas», dice el de ERC. ¿Alguien da más? ¡Cómo para perdérselo!