Acabados los ecos del mensaje navideño del rey apenas unas horas después de que lanzara su llamamiento a la serenidad y contra la atronadora diatriba política, como quedó de manifiesto con el mensaje de balance del año del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y la vista del calendario político-judicial y la negociación de iniciativas pendientes, puede afirmarse que después de haber tomado la uvas de fin de año, todo sigue igual en la vida política, y muy posiblemente en la de cada uno de los ciudadanos para quienes aquello de "año nuevo, vida nueva" no deja de ser un mantra que nadie se cree. La única novedad reseñable es que gracias a LalaChus y David Broncano La 1, ha vuelto a conquistar la primogenitura de la transmisión de las campanadas desde la Puerta del Sol, frente a Antena, lo que no deja de ser otro síntoma de las dos Españas, y por tanto una muestra más de la anormal normalidad en la que está instalada la vida pública nacional.
Las anunciadas subidas de impuestos, tasas y precios del nuevo año han venido acompañadas de noticias en los asuntos que se encuentran pendientes de solución desde hace años sin que nadie haya encontrado la forma de ponerle el cascabel al gato debido a los intereses particulares y a que todos los partidos, pese a coincidir en el diagnóstico, no están dispuestos a aceptar las recetas del otro. En los dos primeros días del año han llegado a Canarias varios cayucos con más de trescientas personas a bordo y dos fallecidos, con lo que comienza la cuenta del nuevo año sobre los muertos en la ruta más peligrosa de huida de la miseria y la guerra, que el año pasado se cobró la vida de más de 10.000 personas según algunas fuentes. Entre tanto, siguen varados en las Islas Canarias, sobre todo, y Ceuta y Melilla, cinco mil migrantes menores no acompañados pendientes de la reforma de la ley de extranjería para hallar una solución que no sea de emergencia, o de la solidaridad porque sí de las comunidades autónomas. Ni una y otra cosa son posibles por la influencia de Vox en comunidades autónomas y por el temor del PP a enfadar aún más con este asunto a la extrema derecha. El presidente canario, Fernando Clavijo reparte responsabilidades, más al Gobierno que al PP -con el que gobierna-, y el problema sigue enquistado y creciendo a medida que pasan los días.
El rompecabezas de la vivienda ha comenzado el año con una medida bienintencionada, pero que se prevé de escaso efecto, con la publicación del nuevo Índice de Referencia de Arrendamientos de Vivienda, que el Instituto Nacional de Estadística publicará mensualmente para tratar de embridar el incremento de los precios del alquiler, que crecieron por encima del 11% el pasado año, según expertos del sector. La medida será solo para los contratos firmados a partir de mayor de 2023, y para los que hayan de renovarse en enero la subida correspondiente sería de un 2,2%. Como los arrendadores subieron y subirán los precios para compensar el control de los aumentos legales de la renta, los inquilinos ven el nuevo índice como un mecanismo que no va a servir para el fin de reducir los precios dado su escaso poder de negociación y la existencia de contratos que limitan su derecho a permanecer cinco años en la vivienda arrendada.
En efecto, la vida sigue igual, sin solución a los problemas viejos y con el Gobierno pendiente del humor variable de Puigdemont para consolidar la legislatura.