Cáritas realiza un proyecto frente al desperdicio alimentario

Teresa Roldán
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La tienda-café Romero Comercio Justo contará con una cocina que se sumará a la del restaurante El Sembrador, donde se realizarán los platos de comida para su venta

Los excedentes de alimentos del restaurante El Sembrador se utilizarán para hacer menús y ponerlos a la venta. - Foto: Rubén Serrallé

Las instalaciones de la tienda-café Romero Comercio Justo albergarán en unas semanas a lo sumo un mes la cadena de distribución y venta de los productos del proyecto en el que Cáritas y la Fundación El Sembrador llevan tiempo trabajando para luchar contra el desperdicio alimentario, al tiempo que fomentan la economía social y la inserción de los colectivos más vulnerables. La elaboración de los menús diarios saldrá de los excedentes de comida y del aprovechamiento de productos de las comidas y cenas diarias que se sirven en el restaurante Escuela de Hostelería El Sembrador, y también de la nueva cocina de este centro, en cuyas obras de adecuación se trabaja en la actualidad.
Hasta el momento el centro de Comercio Justo ha sido el espacio para comercializar los productos elaborados en las diferentes cooperativas en las que trabaja Cáritas Española. Un trabajo en estrecha relación con las Cáritas locales de los países en vías de desarrollo donde están ubicadas y una herramienta clave en la lucha contra la pobreza y la exclusión. Bizcochos recién horneados, tortilla, pulguitas variadas, gofres, además de un delicioso café de comercio justo, o zumos y bebidas naturales, son algunas de las comidas que se podían degustar en este establecimiento, o comprar para llevar, a las que una vez arranque este proyecto se unirán otros platos diarios de venta al público o que se entregarán de forma gratuita para las familias sin recursos que ya reciben alimentos de Cáritas, a través del Economato.
En España tiramos 7,7 millones de toneladas de alimentos cada año. Fechas de caducidad demasiado cortas, envases demasiado grandes, o excedentes de producción… entre un 30% y un 50% de los alimentos comestibles, finalmente son desechados. Cada albacetense desperdicia al año una media de 34 kilogramos de alimentos, lo que a nivel mundial, según el índice de desperdicio de alimentos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente se concreta en que se desaprovechan 931 millones de toneladas de alimentos al año, un 17% del total de los que están disponibles para los consumidores. Una cantidad con la que se podría alimentar a más de dos mil millones de personas, es decir, el doble de la cantidad de personas que se encuentran en riesgo de desnutrición. 

 

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