El salón de actos de la Diputación Provincial acogió una nueva conferencia. Invitado por la Asociación Cultural y Social Alborea, Fernando Bonete Vizcaíno habló sobre Juventud y redes sociales. El ponente, doctor en Comunicación Social, director del Grado en Humanidades y profesor de la Universidad CEU San Pablo, comentó a La Tribuna de Albacete distintos aspectos de su intervención.
Tiene una gran presencia en redes sociales.
Efectivamente, tengo una gran presencia en redes sociales, con una cuenta que se dedica a la divulgación cultural, en concreto a la literaria, sobre todo en Instagram, donde ya somos unos cuantos cientos de miles de personas hablando de literatura y libros y la vertiente de las redes sociales más académica, porque en la Universidad, buena parte de las asignaturas que imparto tienen que ver con la comunicación digital, que hoy en día pasa, entre otras plataformas, por las redes sociales.
Juventud y redes sociales, términos muy ligados.
Pero he defendido un planteamiento que ha sido un desafío al propio título de la conferencia, Juventud y redes sociales, porque quiero subrayar que las redes sociales no son solo cosas de jóvenes. Las cifras del último año nos dicen que el promedio de edad del usuario de redes sociales es de 42 años, ya no es un usuario tan jóvenes. Muchas veces también desplegamos un cierto criterio de prejuicio y estereotipo sobre el joven que está todo el día enganchado en redes sociales y, en realidad, es un común denominador de toda la sociedad. El 82 por ciento de la población española tiene presencia en redes sociales y no todas son jóvenes.
¿Esa presencia tan importantes es buena o hay, en general, adicción?
Como toda herramienta, tiene posibilidad de uso positiva o negativa. Yo diría que hoy impera la negatividad en el uso de las redes sociales, porque sustraen nuestra atención de otro tipo de relaciones que son las del mundo real. Pasar tanto tiempo en redes sociales crea una imagen o comprensión de nuestras relaciones torcidas, en comparación con las que tenemos en el mundo real. Tiene su parte positiva y podemos interactuar con personas a las que les gustan las mismas cosas que a nosotros, libros, literatura, etc.
¿Cuál es la red social que más usamos?
Para responder tenemos que mirar la evolución en los últimos años. Se ha mantenido muy bien a nivel de uso Instagram, que tiene muchas posibilidades para combinar la imagen, vídeo y audio. Tiene una gran versatilidad.
¿Es un error tener tan en cuenta a estos influencer que arrastran tantos seguidores?
La propia historia de la humanidad siempre ha estado ligada a grandes figuras que han arrastrado a otros, por su capacidad de liderazgo, o porque eran figuras de autoridad. El influencer o el presciptor ha existido siempre, lo que pasa es que es verdad que hoy los medios de comunicación hacen que el poder de la figura del influencer sea mayor, o el alcance que pueda tener sea mayor. Dicho esto, no creo que sea algo malo en el sentido de que siempre ha habido figuras en las cuales fijarse. Sí es malo cuando esa persona que normalmente te habla de estilo de vida, de moda, gastronomía, de pronto te da opinión de temas más serios, de temas médicos o de cuidado personal, psicología o psiquiatría, que juegan con la salud de las personas. Ahí sí me parece peligroso que utilicen su autoridad para convertirse en autoridades en áreas que no lo son.
¿Esa influencia se ejerce más en los jóvenes?
Todo el mundo los sigue. El fenómeno influencer es un movimiento que realmente ha afectado a todas las edades y que tiene que ver más con lo que decía anteriormente, con el sentido crítico. Es verdad que los jóvenes, en teoría, todavía no tienen tanta experiencia como los adultos, no tienen tanto bagaje, y eso les puede hacer más vulnerables, pero eso no quita que personas mayores adormecidas frente a estos fenómenos, no ejerzan su propia individualidad y su propia libertad de pensamiento, no se puedan ver abocadas a seguir a una persona y hacerle caso en todo.
Frente a esto, un ejemplo es su perfil, dedicado a la literatura, que llega a muchísima gente de forma positiva.
Esto ha sido para mí ha sido una sorpresa, porque cuando inicié mi perfil en Instagram en 2018, lo hice con cero ambición, simplemente por una pasión, la lectura y compartir cultura con otras personas. Gustó la manera en que comunicaba y creaba esos contenidos y ha cogido fuerza, hasta convertirse en la cuenta que es hoy, con más de 400.000 seguidores, llegando casi a medio millón de personas. Es, a día de hoy, la cuenta que más alcance tiene en España y eso no podía ni imaginarlo. Estoy muy agradecido por el interés que hay por la cultura en redes sociales.