Óscar Dejuán

Óscar Dejuán


Venezuela: de cómo destruir una economía

27/01/2025

Seguimos hablando de Venezuela. La semana pasada advertimos cómo, desde su llegada al poder en 1999, la Dictadura Bolivariana destruyó una democracia que había avanzado por la senda de la constitución liberal de 1961. Hoy explicaremos cómo esa misma dictadura destruyó la economía del Estado más rico del mundo en recursos naturales.
El primer paso del gobierno chavista fue la nacionalización de importantes sectores de la economía, la politización de las empresas públicas resultantes, y la utilización de sus ingresos como medios de financiación del Gobierno. Resultado inevitable: el aparato productivo de la economía se hundió. El mejor ejemplo lo suministra la petrolera PDVSA, otrora la joya de la corona. ¡La empresa de "oro negro" entró en pérdidas! ¡El país con mayores recursos petroleros hubo de importar gasolina! 
Cuando los recursos financieros provenientes de PDVSA no bastaron para financiar los dispendios del Gobierno, éste obligó al Banco Central de Venezuela a imprimir más y más bolívares. El resultado no podía ser otro que la inflación y la hiperinflación. En diez años la inflación pasó de dos, a tres y cuatro dígitos (más del 1000%). ¿Qué empresario se atreverá a producir e invertir con semejantes incertidumbre? 
Los agentes del régimen argüirán que tales desajustes macroeconómicos estaban justificados por los avances sociales. La evidencia demuestra lo contrario. El venezolano medio ha de sobrevivir con 0,15 dólares al día.  De 1999 a 2019, la pobreza extrema subió del 19% al 61%. El Estado no puede garantizar ni siquiera la educación infantil. La emigración parece ser la única solución digna. Siete millones de venezolanos lo han hecho.
Aviso a navegantes. Estos son los efectos de la organización de una economía y sociedad desde arriba por gobiernos que solo pueden sobrevivir haciéndose cada día más autoritarios.