En el portal de compras por internet AliExpress se puede adquirir papel higiénico con la cara de Volodímir Zelenski impresa a lo largo de toda la longitud del rollo. Para el mercado ucraniano, existe también la versión con la cara de Putin, que sale incluso un poco más económica. Como era de esperar, el fabricante ofrece también el mismo producto estampado con las efigies de Trump y de Joe Biden. Sin embargo, me ha sido imposible encontrar el papel equivalente pero con la cara de Netanyahu, lo que da que pensar, pues su mercado potencial sería la comunidad musulmana del Oriente Medio en su totalidad. Tal vez el fabricante del papel en cuestión (seguramente chino) tema la reacción del líder israelí, un fanático de gatillo fácil donde los haya que no vacila en montar escabechinas por todos los medios a su alcance. De todos modos, más que un análisis de la situación geopolítica actual, lo que se me ocurre es el éxito que el artículo podría tener si se adaptara al mercado nacional. Imaginen los millones de rollos que podrían venderse con la imagen de Puigdemont o de Pedro Sánchez. Pero no nos quedemos ahí, pues también a la izquierda le apetecería resolver sus asuntos higiénicos con la ayuda de Feijóo o de Abascal. Ningún republicano de pro renunciaría a abastecerse de rollos historiados con los rostros de la familia real, o al menos del denostado Emérito, cuyos tejemanejes y corruptelas lo harían plenamente acreedor al procedimiento. Pero, puestos a pensar, ¿por qué detenernos en políticos o personajes populares? ¿Se imaginan que el papel se pudiera personalizar con la jeta de ese jefe tiránico, del execrable cuñado o de ese vecino que nos hace la vida imposible? Si algún lector ve una oportunidad en esta idea de negocio, ruego que me acepte como socio inversor.