El Cid y De Justo pinchan con los aceros una tarde de triunfo

Pedro J. García
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El diestro de Salteras paseó la única oreja en un festejo en el que él y el extremeño se cerraron la puerta grande con la espada

Pasaje inicial de la faena de Emilio de Justo al sexto de la tarde. - Foto: Alcolea

Qué bien torearon El Cid y Emilio de Justo y qué pena que no hiciesen honor al nombre de su profesión, matador de toros, porque con la espada se le fue el triunfo a los dos. El extremeño completó su segunda tarde y justificó ser uno de los pilares del abono ferial, con dos buenas faenas, la segunda más quilates, propiciada también por un toro de mejor condición, el sexto, el mejor de la tarde, con clase, nobleza y entrega en la suave franela de De Justo. Al primer toro lo pinchó el diestro y al segundo le dejó una estocada, pero quedó trasera y desprendida, lo que hizo que el astado tardase en doblar, por lo que tuvo que descabellas en tres ocasiones y ver cómo se le iba una claro triunfo. El Cid, por su parte, si rubricó su primera faena, bajo los compases de Ópera flamenca, con media estocada que tuvo un efecto fulminante y le valió para cortar la única oreja de la tarde, mientras que pinchó la segunda, en la que él hizo que el toro rompiese y fuese a más. Completó la terna un Daniel Luque, al que correspondió el peor lote, pero él tampoco tuvo un buen regreso al coso albacetense.

Ovacionada vuelta. Regresó El Cid a la Feria de Albacete después de años de ausencia y el público le tributó una gran ovación tras romperse el paseíllo. Volvió el de Salteras por sus fueros en una completa, ligada y ajustada primera faena con pasajes que recordaron al diestro sevillano que triunfó en esta plaza. Inició su labor por alto, con dos pases por bajo después con mucho gusto. Se echó la muleta a la mano izquierda y ligó dos series de templados naturales, rematados por bajo o con el de pecho con mucho sabor, a un toro noble y manejable, al que le faltó entrega, pero El Cid supo mantenerlo pendiente de su poderosa muleta, también con la mano diestra, lo que hizo que el conjunto fuese brillante. Dejó media estocada arriba que tuvo un efecto fulminante y sumó la primera y única oreja de la tarde.

El segundo de su lote no tuvo entrega en los primeros tercios, sin entrega en capote, empujando con un pitón en el caballo y apretando en banderillas. Llegó incierto al último acto, pero El Cid, a base de temple, sobre todo en el toreo al natural, hizo que el toro fuese a más. Tras el trasteo inicial se echó la muleta a la mano izquierda y se sucedieron las series templadas a media altura, pero rematadas por bajo, con gusto, a la que sucedieron varias ajustadas por el pitón derecho, que ganaron en hondura cuando volvió al toreo al natural, con el toro con más entrega en la muleta. Meritoria faena de El Cid, que hizo romper al toro, pero no puso la guinda, porque falló a espadas y se cerró la puerta grande. Al final, el mismo premio tuvieron el toro y el torero, la vuelta al ruedo.

El segundo de la tarde no tuvo ni fijeza ni entrega en el capote de Luque, empujó en el caballo y apretó en banderillas. Con ese comportamiento dispar llegó a la muleta del diestro de Gerena, que comenzó con la mano derecha para dejar las primeras series, con poco lucimiento a un toro con una embestida descompuesta y sin entrega. Algo mejoró el toro por el pitón izquierdo, pero la faena de Luque no ganó en intensidad, haciendo todo a media altura. Repitió el diestro por ambos pitones, pero su labor no tuvo lucimiento en ningún momento. Estuvo poco afortunado con los aceros y, tras tres pinchazos dejó una estocada caída.

No mejoró el panorama para Luque con el quinto de la tarde, más bien fue a peor, ante un toro que no se empleó en el capote, se defendió más que empujó en el caballo y en la muleta del diestro no tuvo ni clase ni entrega. Brindó a Mariano de la Viña, el gran subalterno albacetense que tuvo a sus órdenes, y tras el trasteo inicial, Luque lo intentó por el pitón derecho, con varias series a media altura, con el toro cada vez más corto. No cambió la tendencia por el izquierdo, de la misma guisa el toro y menos limpia su labor, con varios tropezones de muleta. Con poco más que hacer, decidió abreviar y despachó al toro con una estocada trasera y dos descabellos.

Un sólido pilar. Con el tercero de la tarde, suelto de salida, lució De Justo con el capote a la verónica, ganando terreno al toro y rematando con media de buen gusto. El toro recibió un puyazo arriba, en el que se dejó, y dobló al salir, algo que también hizo en banderillas, por lo que fue protestado. Con la muleta, la faena fue de menos a más, con los primeros pasajes, por ambos pitones, ligando las series a media altura, con poco calado, a un toro blando y sin entrega. Fue a más su labor, obligando más al toro en las siguientes, más lucidas y con pasajes de mayor temple, más relajado en la serie final al natural. Pinchó por dos veces antes de dejar una estocada caída.

En esta ocasión el dicho debería ser que no hubo sexto malo, porque el último de la ganadería de La Quinta fue el mejor del encierro. Lo recibió De Justo con lances a la verónica y, tras pasar por el caballo, donde no se empleó, le realizó un quite por chicuelinas. Con mucho gusto, por bajo, fue el inicio de faena del diestro cacereño, al que precedieron varias series con la mano derecha en las que el toro tomó la muleta con franqueza, en una labor que fue a más y que tuvo más temple y ajuste en el toreo al natural, con muletazos más hondos y relajados en el pasaje final. Volvió a finalizar toreando sin ayuda con la mano derecha y no remató con la espada una labor que llevaba el camino del triunfo, pese a dejar una estocada, pero quedó trasera y desprendida, por lo que precisó de tres descabellos. Vuelta al ruedo para el toro y ovación para el torero que, al recogerla, era consciente del triunfo que se había dejado con la espada.

Así se fue la novena de abono y hoy llega el punto y final a una Feria Taurina de Albacete que tendrá en el ruedo al torero y a la ganadería triunfadores de la pasada edición.