Javier López-Galiacho

Javier López-Galiacho


Un paisano de Haro

16/07/2024

Confieso que, con los años, tanto el fútbol como la tauromaquia me van tapando la boca. El 8 de diciembre de 2022 cuando, tras la eliminación de España en el Mundial de Catar y al conocer el nombramiento de Luis de la Fuente como seleccionador, escribí a mi amigo Luis Castelo de Radio Marca Albacete lo siguiente: «Ojalá me equivoque, pero un nuevo Iñaki Sáez nos espera y ya conocemos como acabó aquella Eurocopa de 2004. No lo veo para el cargo». Luis Castelo, quien tiene el ojo fino de halcón de los de Higueruela, no tardó en contestarme, rotundamente: «Pues yo le deseo lo mejor. Es amigo. Un tipo genial y muy trabajador. El tiempo dirá». Y bien que el tiempo ha dictado sentencia a su favor. De la Fuente ha hecho campeona a una España que ha asombrado al mundo entero. Confieso mi error y pido indulgencia plenaria y cumpliré penitencia de no aventurarme a nada y menos con el fútbol. Pero el de Haro no solo me ha sorprendido por su capacidad técnica como entrenador, sino especialmente por sus muchas virtudes humanas. Por desgracia no están a la orden del día. De la Fuente es tipo de fe. Lo es en Jesús de Nazaret y por extensión en el ser humano, confiando principalmente en sus chicos y en su equipo técnico. Pero también en la prensa que le sigue y le persigue. Durante esta travesía alemana que ha durado 40 días, ha tenido tentaciones para salirse del tiesto y el con el temple y pulso del buen riojano, no se ha salido un renglón del guion. Y eso que le han tocado los costados como la tontería de si se persigna por superstición o la estupidez de ese juntaletras que se le declara ufanamente ateo y le cuestiona que pinta Dios en todo eso. Me gusta De la Fuente porque es humilde y toca la tierra. No quiere ni titulares, ni robar la foto a nadie. Cuando los futbolistas levantaron la Eurocopa, él se retiró del podio discretamente. No ha tenido un mal gesto. Siempre iba con la mano por delante para saludar o consolar al rival. Un día dije que a Del Bosque no había que dejar pagarle un vino. Se ganó nuestro corazón. Pero apunten otro:  Luis de La Fuente. Un paisano de Haro, patria del Rioja. No oculta que está orgulloso, como yo, de ser taurino. ¡Cómo acertaste, Luis Castelo!