La campaña se está haciendo larga y es evidente que lo que nos hacen falta son más encuestas. Ahora mismo salen solo diez o doce cada día y con eso es imposible hacerse una idea de cómo van las cosas. Con menos de una encuesta por hora esto no tiene ningún sentido, pero convendrán conmigo en que lo ideal sería tener una encuesta por minuto.
Hay varias maneras de hacerlo. Una de las más eficaces sería instalar una aplicación en el teléfono móvil, idealmente conectado a un reloj inteligente, para que envíe una señal a la central demoscópica cada vez que alguien cambie de intención de voto. Esto se puede deducir con un margen de error no demasiado alto analizando las constantes vitales: el corazón, los movimientos de tripas, las ondas cerebrales.
Tampoco habría grandes dificultades de desarrollo. Es sencillo programar una web donde vayan entrando los resultados de las encuestas al minuto y se vayan desplegando ante los lectores. La única complicación, de haberla, sería durante la madrugada, ya que hay ciudadanos que se quitan los relojes inteligentes. Se solucionaría haciendo un llamado a la responsabilidad ciudadana y al compromiso con la democracia.
Para los periodistas sería muy útil disponer de estas herramientas, porque nos permitiría llegar a conclusiones cada vez más sofisticadas.
Me hacen salivar los titulares. «El atasco de la A-3 baja la intención de voto del PP un 0,001 en Alicante». «Una riña en un bar hace perder tres votos al PSOE en Calahorra». Son cosas importantes, que tenemos que ir contando, para que los ciudadanos estén bien informados. Puede ser fatigoso, pero es nuestro trabajo.