Es sábado de junio. Corre algo de fresca mañanera. Me he sentado frente a la Delegación de Hacienda y en la cuidada terraza de la pastelería El ratico. En mi calle natal de Francisco Fontecha. Enciendo el ordenador y me pongo a escribir esta columna. Evoco la imagen de aquel maestro del columnismo César González Ruano, sentado en el Café Gijón del madrileño Paseo de Recoletos, redactando su columna. Esta calle de Fontecha de mi niñez, entonces de coches y hoy peatonal, es puente entre el Altozano y la vieja plaza de la División Azul. Donde hoy se ubica la terraza desde la que les escribo, estaba el Banco Meridional y arriba se situaba el edificio señorial de los Sánchez Flor. Don Miguel dio categoría a Albacete con su firma nacional de Bristol Man y la regencia del Gran Hotel, entonces bajo el nombre de Hotel Bristol. Con sus hijos tuvimos amistad y hoy su hija Isabel cuida y ama al maestro Paco Camino. Esta calle comenzaba con el Bar Avión de Valeriano. Y siguiendo la acera estaba el Bar El Abuelo de Carmelo, que luego albergó la joyería de La Perla del Mar. Antes de nuestro portal, se ubicaba la relojería del maestro Risueño. Cómo ha cambiado todo en el descontrolado centro de Albacete. Este sábado, a primera hora, sin respetar el sueño de los vecinos, ya estaban casi al alba montando un evento tras otro, en la plaza de la Constitución y en el Altozano. Uno piensa en los clientes alojados en el hotel de mi amigo Rafael Candel y en ese chunda-chunda de la música desde primera hora. O en esos vecinos de la plaza de la Constitución que se tienen que tragar un concierto de rock de tres a cuatro de la tarde como sufrimos el pasado sábado. Y llamas a la Policía Local y amablemente nos remiten al Ayuntamiento que lo permite. La peatonalización del Centro va camino de convertir Albacete en un plató de eventos y despedidas de soltero. Hace un par de fines de semana, volviendo de El Callejón con invitados de Madrid, nos encontramos en la calle de Tejares un chico en el suelo envuelto todo él en plástico por sus amigos de la Despedida. Vaya imagen. Este descontrol va camino de cargarse el que fue comercial y armónico centro de Albacete.